En un equipo con las posibilidades y las limitaciones del de Orriols, la búsqueda del «equilibrio» al que tanto alude Paco López se presenta más como una inquietud vital que el fin en sí mismo. El técnico de Silla, de hecho, es el primero que antepone su tan reconocible «personalidad ofensiva» a ese o cualquier otro concepto.

El técnico prefiere perder de forma grosera algunos partidos antes que coartar a sus futbolistas y recluirlos de forma innata a la defensa del cero en la portería. El retorno de la afición y los resultados, sobre todo estos últimos, le impulsan: a pesar del 0-5 ante el Barça, los granotas continúan octavos, tienen la mejor diferencia de goles desde el EuroLevante y se muestran especialmente certeros en los enfrentamientos contra rivales teóricamente de su nivel.

Es evidente que el insuficiente rendimiento de Prcic y Nikola Vukcevic -especialmente el del montenegrino- acentúa las alegrías, por momentos excesivas, en la zona de creación granota. Juntar a Campaña, Bardhi y Rochina, quienes por definición no son en ningún caso pivotes defensivos, conlleva hipotéticas a nivel defensivo. Supone sobrecargar de pérdidas de balón en zonas peligrosas al colectivo, pero también dotar a este de una variedad y velocidad de acción en ataque inimaginable en épocas anteriores. Con Muñiz, por ejemplo.

En la locura de Ipurua, sin ir más lejos, salieron las dos caras de la moneda. Después de una recuperación de Rochina y una rápida combinación en la medular, con el posterior pase en profundidad de Bardhi, Morales hizo el 1-1. El 3-2 llegaría después a raíz del intento de Campaña de sacar la pelota controlada desde el área propia y la posterior disputa con Charles, que derivaría en el polémico penalti pitado por Alberola Rojas.

Es con los equipos de su misma liga, de un potencial similar, contra los que el Levante se exhibe como un grande: en siete enfrentamientos ha sumado 11 puntos, con solo dos derrotas ante Celta y Valladolid. Frente a aquellos clubes de presupuestos muy superiores, la propuesta de Paco López permite hazañas como la del Bernabéu pero lógicamente baja su eficacia. Los dos rivales que han abusado de los granotas hasta ahora, Barça y Sevilla, son los dos primeros.

Solo en la 63/64, en un fútbol muy distinto al actual, los de Orriols habían anotado más goles a estas alturas. Un elemento inevitable de juicio a la hora de valorar los 30 encajados. Estos mismos se llevaban después de 16 jornadas en la 14/15, con Mendilibar y después Lucas Alcaraz en el banquillo, aunque con solo 12 a favor.

El balón en largo como recurso

Si el cambio de sistema, del 4-4-2 al 3-5-2, limitó en su momento los daños provocados por las pérdidas en campo propio, Paco López reconocía el domingo que el equipo debería alternar las salidas en corto con pases intermedios o balones en largo en zonas defensivas y situaciones de presión. Más si cabe cuando enfrente se encuentren jugadores como Messi y Luis Suárez, quienes hicieron sangre prácticamente de cada envío erróneo de los granotas. El Barça, en una pruba de grandeza, tiró seis veces entre palos y logró cinco tantos en su visita a Orriols.

Duelos directos antes de ir al Wanda

El balance de la primera vuelta dependerá en buena medida de lo que suceda en las dos próximas jornadas de LaLiga, en Vallecas ante el Rayo y frenta al Girona en Orriols. Frente a equipos de la zona media-baja de la tabla, teóricamente destinados a luchar también por no bajar, el Levante podría sumar seis puntos que le acercarían a su mejor primera vuelta histórica (los 31 que le llevaron posteriormente a Europa), dejarían el objetivo final a tiro y le permitirían llegar al ecuador, ante el Atleti, sin presión.