El que ha terminado este domingo en Vallecas, aunque empezó mal, ha sido un buen año para el Levante. Sin embargo, las Navidades podrían haber sido mucho más felices con los tres puntos ante el Rayo, incluso con el que cuando marcó Rochina parecía que los granotas iban a ser capaces de rescatar. Con solo uno de los últimos nueve, los de SuperLópez se despiden de 2018 en el ecuador de la tabla.

Cumpliendo sobrados con la obligación de la permanencia pero perdiendo fuelle respecto a un objetivo más ambicioso y con una inercia decreciente. Europa sigue a mano, eso es cierto, pero con más equipos en la pomada. Entre ellos un Valencia CF que con su victoria agónica ante el Huesca ya ha neutralizado su desventaja.

Rochina, con un sutil pase a la red, devolvió al Levante a un partido del que estuvo varias veces a punto de salirse. Oier, sobrio y seguro, se encargó de mantenerlo dentro. Y Morales de que le llegara la corriente para empatar en uno de esos momentos en los que la bolita sigue saltando del rojo al negro con la ruleta a punto de detenerse. Con minutos por delante el partido prometía transformarse en otro más favorable para los granotas, pero en lugar de eso se reconvirtió en el que había empezado siendo, claramente decantado a los rayistas.

Gol de De Tomás y anulado el de Coke

El empate justo a la hora de partido no pausó al Levante, que tardó siete minutos en perder el terreno que palmo a palmo había conquistado. Raúl de Tomás, el más ariete más incisivo, aprovechó un despeje esta vez blando de Oier para batirlo. Un gol con el que pintaban bastos. Los granotas tenían sus opciones con Mayoral y Roger y de hecho encontraron la red por medio de Coke, el hijo pródigo de Vallecas, si bien el centro de Bardhi lo remató en un fuera de juego que no requirió siquiera del VAR. En mitad de la niebla la afición local tiraba de las linternas del móvil para alumbrar al Rayo, pero el Levante no veía tres en un burro.

Donde habían dejado de ser tres, además desde el minuto uno, fue en el centro de la defensa con el cambio de sistema. Y es que, aunque fueran del Barça, los cinco goles del Barça no hay duda de que fueron plomo después de los cuatro del Eibar. Demasiados, sin duda, como para no hacer algo con lo que cortar la hemorragia. Así que aprovechando las bajas de Cabaco y Jason, Paco López pegó volantazo y después de muchas jornadas volvió al 4-4-2 en un campo que, por sus dimensiones, se presumía propicio para ello. De inicio lo utilizaba, salvo en Copa, desde Valladolid, con Roger y Borja Mayoral arriba y Morales y Rochina en los costados.

Salida vallecana en tromba

El cambio tanto de estrategia como de fichas, aun así, no evitó que el Rayo saliera en tromba, si bien la mejor oportunidad la tuvo Roger. Un mano a mano entre la niebla con el que el máximo goleador granota habría coronado su regreso a la titularidad tras quedarse la última jornada sin ni siquiera calentar. Perdonó el Levante pero no lo hizo el Rayo a la hora de convertir en realidad la pesadilla de Coke.

Y es que los de Míchel encontraron un filón por su banda izquierda con Álex Moreno. Un extremo vertical que llegaba a línea de fondo y pisaba área a poco que se lo proponía. En la jugada del 1-0, perfecta, se deshizo de cuantos granotas le salieron al paso para meter un centro tenso y envenenado que Toño convirtió en letal despejándolo al fondo de la red.

Con el partido cuesta arriba, Campaña se ofreció para echarse el equipo a la espalda y el Levante ganó yardas aunque a cambio de concederlas a sus espaldas. Advíncula y de nuevo Álex Moreno, brillante en la banda pero torpe mordiendo un empalme en el área, tuvieron el segundo a tiro. Los granotas, por contra, sólo se acercaron en un disparo desde la frontal de Rochina y una falta demasiada escorada que Bardhi, con el pie frío, no consiguió que cogiera puerta. Poco bagaje, en general, para un equipo difícil de reconocer y no sólo por la niebla.