Tuvo que ser González González, aquel que ni siquiera se había molestado en alertar al árbitro de turno del clarísimo penalti al getafense Mata en San Mamés, quien la liara con el VAR. Para desgracia para el Levante, el castellano-manchego cometió un error de reglamento y dejó en nada el oscuro trabajo granota ante el Atlético. Desde la sala de máquinas, sin la presión que tenía Prieto Iglesias en el césped después de haber anulado un gol previamente al conjunto local, ratificó una pena máxima que no era pero que sí supondría el 1-0 final.

¿Por qué no podemos ganar en el Wanda», se había cuestionado en la previa Paco López. En el Wanda encontró una respuesta múltiple: porque Griezmann mandó el penalti a la escuadra, porque sus jugadores no pudieron aprovechar las escasas opciones de que dispusieron y, sobre todo, por el fallo antes mencionado. Que Vukcevic

El reglamento lo deja bien claro. «El árbitro no deberá sancionar la mano, entendiéndolo como una acción derivada del propio desarrollo del juego y accidental», cuando el supuesto infractor tenga «las manos apoyadas sobre el terreno de juego o deslizándose sobre el mismo, en las que (...) no hace ningún movimiento intencionado o voluntario para interceptar el balón, sino que usa el brazo como herramienta o soporte para mantener el equilibrio, debajo del cuerpo y apoyado en el terreno de juego».

Tal cual lo que hizo el montenegrino, quien además había intentado retirar nada más notar el impacto, mientras que la única excepción a la norma se aplica justo en el caso contrario: «No obstante, si el jugador realiza un movimiento con la finalidad de tocar el balón u ocupar un espacio «haciéndose más grande» (...) la sancion técnica correspondiente, libre directo o penalti, será decretada por el árbitro.

Tan cierto es que el Levante resultó perjudicado claramente como que su rival hizo más para encadenar su alcanzar un año de imbatibilidad como local y 10 triunfos seguidos en otras tantas visitas granotas. En un intento por incomodar a Simeone y su equipo, Paco López concedió mucha más posesión que pistas a priori de que así iba a suceder. La única, si acaso, la presencia de Nikola -quien cumplió con creces en la labor de recuperación- en lugar de Rochina.

Lástima que la única vez que Morales hizo de Morales, y encaró y se marchó de Giménez en el perfil izquierdo del área, a MoralesOblakEl del mejor portero del mundo, cuyo cuerpo escupió el único disparo realmente peligroso del Levante como si fuera fácil. No lo era, como tampoco embocar el rechace ante tamaña bestia, lo que llevaría a Bardhi a buscar el ángulo y pasarse de altura en su golpeo.

Tendría que desperezarse una vez más el gigante esloveno de su siesta matutina, cuando el tiempo ya se acababa para los granotas, para desbaratar con la ayuda de Giménez otra doble llegada clara. Con Mayoral de nuevo como instigador, al meta local no le quedó otra que que estirarse -todo lo largo que es- para repeler el centro desde el lateral que esperaban Rochina y Morales para empujar en el área pequeña. De nuevo un poco más atrás esperaba Enis, cuyo zurdazo se estampó ante la aparición felina y desesperada de Giménez.

Cuando Koke y el Wanda entero celebraban el que parecía el 1-0, Prieto Iglesias se valió del videoarbitraje para anularlo por una falta al inicio de la jugada a Bardhi. Iban once minutos y ya se había tenido que retirar Savic por lesión, aparte de que un sutil remate de Griezmann, tras cabalgada de Correa, había lamido el poste por su parte exterior para desahogo de los azulgranas. Como cada partido, en LaLiga solo cuenta cómo se acaba. El Levante lo hace en la primera vuelta en mala racha pero todavía con cuatro puntos respecto al descenso.