El contrato que firmó a principios de mes es la constatación de que en Orriols ha encontrado su hogar. Aquí es donde se siente «plenamente realizado», querido e implicado, tanto en el campo como en el vestuario. Postigo alzó la voz hace diez días en redes para defender al equipo; y en estas páginas lo hace para defender su rumbo pese a los malos resultados.

Pregunta. Imagino que los nueve minutos de Anoeta le habrán servido para matar un poco el gusanillo, ¿no?

Respuesta. Uf (suspira) Tenía muchas ganas, la verdad. Después de dos meses casi parado quería estar con los compañeros con normalidad y de poder participar en los partidos.

P. ¿Recuerda cuál ha sido su último partido completo en LaLiga Santander con el Levante?

R. Pues no sabría decirle... Me lesioné en Barcelona, en Copa, y contra el Girona, justo antes, me habían expulsado... ¿El anterior a ese?

P. No, hace un poco más: contra el Rayo, el de 2018. Han pasado mucho tiempo y muchas cosas.

R. Sí, y en todos los sentidos. Han sido meses muy movidos. A nivel particular, por ejemplo, he pasado por dos lesiones. Aunque en ningún momento se forzó o se intentaron acortar plazos. Fui convocado contra el Getafe a principios de febrero, cuando todavía estaba entrenando en solitario después de la anterior lesión, porque el equipo tenía muchísimas bajas y había hablado con el míster por si tenía que ayudar en algún momento. El caso es que me encontraba bien pero el lunes siguiente, entrenando, noté unas molestias y resultó ser una nueva rotura en la otra pierna. Quizá fue por una descompensación por forzar una pierna más que la otra, que suele pasar.

P. ¿Cómo ha llevado tanto tiempo de trabajo en la sombra? Lo digo porque usted no ha sido de perderse muchos partidos por lesión nunca.

R. Afortunadamente, no. Solo había tenido alguna lesioncilla corta en los últimos años. Y la verdad es que ha sido frustrante. Cuando tienes una lesión más importante, en la que te dicen de partida que vas a estar dos meses de baja, estás fastidiado pero te mentalizas y lo aceptas. En mi caso, no. Me dijeron que debía parar de tres semanas a un mes y luego llegó la otra lesión; al final me afectó psicológicamente. Si a eso le sumas los últimos resultados, y que yo me pongo muy nervioso en las gradas porque afortunadamente no estoy acostumbrado a ver los partidos desde fuera...

P. Al final explotó con sus comentarios en redes sociales en respuesta a los últimos perjuicios arbitrales y a las justificaciones de estos...

R. No soy una persona que comenté mucho por redes; soy más de utilizarlas para informar. Lo que pasa es que leí un par de cosas que me no me gustaron, que no parecieron justas, y me salió contestar. Eso sí, siempre con educación y sin mala intención.

P. En frío, ¿qué valoración hace de los últimos arbitrajes sufridos?

R. A ver (reflexiona). Yo creo que es más un cúmulo de mala suerte que otra cosa. No voy a pensar que un árbitro, un profesional, vaya a ir en contra de un equipo concreto, pero es evidente que el infortunio se ha cebado con nosotros. Son muchos puntos los que se han esfumado, y no queda otra que resignarse y continuar trabajando.

P. Si fuera cierta la máxima de que 'el fútbol unas veces te da y otras te quita', las últimas jornadas sería cuesta abajo para ustedes, ¿no?

R. Eso no se cumple, ni yo lo quiero en este caso. El VAR nos ha ido perjudicando, y solo podemos esperar que no se equivoque más veces en nuestra contra.

P. Ha sido añorado en su ausencia. ¿Eso le halaga o le incomoda de cara a sus compañeros?

R. Pasa continuamente. La gente se acuerda del que no está cuando los resultados no son los mejores. Me gusta que se acuerden de mí pero sin obviar el gran trabajo que están haciendo mis compañeros.

P. ¿Ha detectado similitudes entre el mal momento actual y el de la pasada temporada, un poco antes de estas fechas, que supuso la llegada de Paco en sustitución de Muñiz?

R. No veo ni punto de comparación. Ni ansiedad ni preocupación, ni hay agobio por el mal juego, que sí había la temporada pasada. Entonces había presión porque los rivales estaban más cerca y el juego que queríamos hacer no nos salía; no estábamos a gusto en el campo. Ahora nos sentimos súper confiados en el campo y normalmente somos mejores que el rival.

P. A nivel clasificatorio, poco cambia después del empate de Anoeta.

R. No hacemos demasiadas cábalas. Solo pensamos en competir y ganar cada partido, aunque siempre es mejor contar con un poco de margen, como ahora tenemos.

P. Por lo que dice el único número que le preocupa es el 42, por los puntos que se marcaron como objetivo para salvarse. ¿Ni siquiera han recalculado esa cifra visto los pobres números de los tres de abajo?

R. Ojalá baste con menos, porque eso significará que estamos más cerca de la meta. Pero como no se sabe, seguimos igual.

P. Ha costado pero ya ha renovado.

R. Desde los primeros contactos que tuvimos, , a principios de temporada, estaba seguro que iba a renovar. Tanto por lo que yo siento como por lo que Quico, el director deportivo y el secretario técnico me transmitían. Era cuestión de tiempo que llegáramos al acuerdo.

P. ¿Por qué se dilató tanto la firma?

R. Pues, posiblemente, por exceso de confianza. Siempre decíamos: «la semana que viene o la otra nos sentamos y los arreglamos». No había una prisa excesiva por ninguna parte porque siempre las posturas han estado muy cercanas; quizá desde fuera se ha pensado que se podía romper la negociación pero no ha habido ni complicaciones ni malos rollos.

P. Con el nuevo contrato se puede plantar con 33 años en el Levante. ¿Será entonces el momento de volver a casa para apurar sus últimos años o no es esa su aspiración?

R. Si termino este contrato, ¿por qué no intentar firmar otro con el Levante? Yo soy de Madrid, tengo allí mis amigos, pero aquí estoy muy a gusto y no me he planteado volver. Mi casa es València y, por eso, mi mensaje era desde el primer momento que quería renovar.

P. ¿Se ha sentido siempre tan valorado como ahora?

R. Sí. Ya cuando llegué, en Segunda con Muñiz, fue un gran año para todos. Sentí algo que no había sentiod en otros clubes: que era importante y que se reconocía el trabajo que estaba haciendo. Cuando un jugador cambia mucho de club es porque no se siente realmente realizado donde está. Y yo, en el Levante, sí que me siento plenamente realizado. Por eso no me quiero mover de aquí.

P. Es uno de los capitanes. A este paso, pronto será habitual verle tirando de brazalete.

R. En el vestuario hay jugadores que sienten el levantinismo dentro y tienen la capacidad para conectar con la gente, a los que yo solo intento ayudar. Nada más. Por nombrar a uno, hay Morales para rato.