Paco López llegó en un contexto de crisis. En Getafe, hace algo más de un año. Subió del filial para 'arreglar' una situación límite. Y en su primer día sorprendió. Por carácter y por su filosofía de juego. Para lo bueno y para lo malo. El técnico de Silla ganó en el Coliseum Alfonso Pérez, con cambio de sistema y con actitud ofensiva. En un día clave dejó la portería a cero y ganó el partido con un juego más práctico que estético, ese que sí ha ido desarrollando posteriormente y que siempre ha defendido. Y ese choque contra el Getafe marca una pauta para el entrenador granota. En momentos en los que el descenso abre la puerta llega una victoria.

Esta temporada el equipo ha dormido en dos ocasiones en descenso. La primera de ellas antes del duelo de la primera vuelta contra el Alavés y el grupo reaccionó con un triunfo tras el cambio de sistema. Una prueba superada. De la primera 'final' en el Levante contra el Getafe a esa ante el Alavés en el Ciutat solo habían pasado unos meses. Paco había dejado de ser la apuesta por la permanencia a la cabeza visible del proyecto en el segundo año después del ascenso. Ese choque contra el conjunto babazorro no pintó bien en el inicio de partido. El gol de Rubén Sobrino generó el silencio en Orriols durante unos segundos. Después llegó el éxtasis con la remontada y con Toño y Jason como protagonistas.

No es casualidad

Ese acierto de Paco no es 'flor' de un día. No es casualidad. Y ante el Betis en el Ciutat lo volvió a demostrar. El equipo en descenso y antes del minuto 10 por delante en el marcador y recuperando su estado anímico. De hecho, la derrota en el Camp Nou no evitó ver cómo el conjunto granota había encontrado de nuevo su mejor estado de forma.

En el primer año de Paco López, al margen del triunfo contra el Getafe, hubo otro partido que marcó un antes y un después. Fue ante Las Palmas con Paco Jémez como entrenador canario. Un gol de Campaña en el descuento cerró la salvación y dejó claro que la 'flor' de Paco no era producto de la suerte, sino de la valentía. Esa que llevó al equipo a atacar hasta el último suspiro a pesar de las posibles consecuencias. Y ahora, el Rayo es el próximo rival y con Jémez en el banquillo.