A expensas de las pruebas médicas, Róber Pier es la cara amarga de la fiesta de la permanencia. El gallego, que se retiró lesionado en partido disputado entre Girona y Levante, se ha dañado los ligamentos de la rodilla y se teme por una lesión de gravedad. Cedido por el Deportivo, su contrato termina el próximo fin de junio, por lo que podría haber disputado este domingo en Girona su último partido como granota. Toño y Postigo también se marcharon antes de hora con problemas físicos, aunque en ambos casos de menor alcance.