El Levante UD con la idea clara de contar con una multiplicidad de recursos tácticos que permitan a Paco López la posibilidad de tener un equipo más peligroso y menos previsible para los rivales. Una evolución necesaria para poder echar mano de varios sistemas indistintamente para salvar cualquier contexto y mover las piezas según las necesidades de cada encuentro y de la plantilla.

Hasta la fecha la pretemporada se había convertido en el banco de pruebas idóneo para ensamblar esa idea de juego sustentada en potenciar el 4-3-3. Una formación ya utilizada al final de la pasada temporada (con la que se consiguió cerrar la permanencia) y que dotó de un mayor equilibrio en la zona ancha del campo al equipo. Su puesta en liza durante el verano ha sido una constante, no obstante el entrenador de Silla ha ido alternando en los últimos enfrentamientos con el 4-4-2, hasta que frente al Stade Brestois prefirió testar ese doble pivote desde el inicio.

El resultado de las probaturas en el primer (y único) partido ante un equipo extranjero dejó sensaciones positivas. Con ese sistema Paco López alineó un doble pivote con Melero y Campaña, acompañados en los costados como interiores de Bardhi y Rochina, futbolistas menos verticales, pero con mayor capacidad para combinar en zonas intermedias.

El conjunto granota disfrutó de tramos de una circulación de pelota con un ritmo alto y que permitía abrir hueco en la defensa del Stade Brestois. Aunque ya en la segunda mitad regresó a la primera idea, que es la del trivote, pero el resultado de los experimentos de Paco López es positivo. Ya que en la primera mitad recuperó las buenas sensaciones con la pelota y en la segunda con más electricidad bien pudo terminar llevándose el partido.

Un 4-4-2 de 'Champions'

ChampionsEl desembarco de Paco López en el banquillo levantinista el diez de marzo de 2018 trajo consigo el cambio al 4-4-2. El de Silla optó por dejar atrás el 4-3-3 o el 4-2-3-1 que utilizaba Juan Ramón López Muñiz. Paco López apostó por contar con dos referencias ofensivas y ser un equipo ambicioso y con un empuje que consiguiera molestar a los rivales, casi por abrasión.

El impacto de ese cambio, además de inmediato, fue enorme. Durante los primeros nueve meses del entrenador en el banquillo con ese esquema consiguió números que tan solo podía aguantar en la comparación el Barcelona.

El resultado de esos primeros meses fue inmejorable con victorias frente al Real Madrid o la ruptura de la imbatibilidad de ese Barcelona con el triplete histórico de Emmanuel Boateng, así como rachas de victorias consecutivas que terminaron por darle la permanencia al equipo en su regreso a Primera División. Durante la pasada campaña, con la salida de Lerma tuvo que buscar el equilibrio en la medular pasando la defensa de tres.