A falta de poco más de una semana para el arranque de LaLiga, el Levante UD tiene prácticamente cerrada la plantilla en el apartado de altas, aunque por contra sigue pendiente del acelerón definitivo en las salidas, especialmente en los casos más enquistados de Luna e Ivi. Así pues, con los fichajes de Radoja y Róber Pier encarrilados, la prioridad se centra en los descartes y, sin darle la espalda a posibles oportunidades de mercado de aquí al cierre, en resolver el nudo en la portería.

El intercambio con el Girona de Oier por Bono sigue sobre la mesa, aunque la operación es complicada. El portero granota, que a principios de temporada llegó a estar en la preselección de España, no está cómodo con su rol desde que perdió la titularidad y, aunque deportivamente se cuenta con él, le ha reclamado por activa y por pasiva al club que le facilite una salida, aunque ni el Espanyol ni el Valladolid han llegado a concretar su interés en ofertas.

Ante su deseo de marcharse un año después de haber renovado, el del Girona es un recambio del gusto de los técnicos siempre y cuando los números cuadren y en este momento la única alternativa contemplada. En los próximos días ambos clubes seguirán tratando de limar asperezas para cerrar una operación en la que se presumen claves los porcentajes de futuras operaciones que se terminen reservando.

Bono volvió a Girona tras jugar la Copa África con Marruecos a principios de mes y suvoluntad continúa siendo la de cambiar de aires tras el descenso. Pese a haber estado en la órbita de equipos extranjeros y del Leganés o el Espanyol, la del Levante es una de las posibilidades que más le gustan. Con contrato hasta 2021, su cláusula de rescisión es de 5 millones de euros y en Orriols lo consideran un gran candidato a la portería granota con 62 partidos en Primera y 18 de ellos sin recibir un gol. De hecho, el pasado curso fue el guardameta con más paradas de LaLiga (125).