Una obsesión por encontrar el equilibrio. Por frenar la sangría de goles que hubo la temporada pasada y que terminó con el Levante como el segundo más goleado de la categoría. El verano tenía como misión, entre muchas situaciones de juego, encontrar el estabilidad defensa-ataque. Solo el Rayo Vallecano, colista y un caos atrás durante todo el curso, terminó en la 2018/19 con más tantos encajados. Cuatro en concreto. Y por ello, Paco López asumía con naturalidad el reto de ofrecer un mejor balance en esa parcela, algo que en estas tres primeras jornadas ha logrado superar con creces.

El gran dolor de cabeza granota el curso pasado fue el equilibrio en el centro del campo. Saber gestionar las superioridades numéricas y no abrirse en exceso en busca del gol era siempre un problema. La realidad es que en solo un mes de competición, el equipo ha logrado corregir ese tipo de situaciones y ha aprendido a sufrir. Además del paso al frente de Aitor, imperial contra Villarreal y Valladolid, la distancia entre la línea defensiva y la medular se ha reducido. Es decir, espíritu ofensivo pero líneas más juntas para dejar menor espacio al rival. Y los resultados están encima de la mesa: de encajar 1,7 tantos por partido (un total de 66 en 38 jornadas) a solo 0,6 por encuentro (2). Y el balance de tantos a favor no ha cambiado en exceso: 1,33 por partido en esta 2019/20 a 1,55 en la 2018/19. En ese escenario, la mejor noticia es el valor de los goles. Marcar un poco menos para sumar más puntos. Eso se vio contra Valladolid y contra Villarreal. Cabe recordar que el curso pasado, el Levante anotó cinco goles en los primeros tres partidos de casa y solo sumó un punto. El motivo no es otro que los tantos encajados: 10.

El equipo sabe sufrir y lo demostró ante el Submarino amarillo. Contra los de Calleja fueron sometidos en una primera parte en la que al equipo le costó encontrar el ritmo de juego ofensivo. No estuvo cómodo en circulación y apenas inquietó a la zaga amarilla. Dos penaltis en el segundo tiempo dieron el triunfo, pero en otra época, el cuadro granota se habría abierto mucho más en busca del gol y en ese 'cara o cruz' la moneda muchas veces caía en contra. En ese sentido, y conscientes del valor añadido que tiene la propuesta, el paso al frente llega con la gestión de los 'momentos' de juego. «Queremos seguir siendo un equipo atrevido y valiente y tratar de buscar ese equilibrio que la temporada pasada no encontramos», explicó el entrenador durante esta misma pretemporada.

Mientras, en el recuerdo, una segunda vuelta de la 2018/19 en la que el fútbol fue exquisito y la grada disfrutaba con el poder ofensivo del Levante, pero al final el bagaje de puntos era bastante escaso. La visita del Eibar, Huesca o Espanyol llegó con seis tantos a favor, pero solo tres puntos. Y fue precisamente ante el Betis donde cambió la tendencia. El 4-3-3 fue la primera piedra y aunque ahora el dibujo es otro, el 4-4-2 con matices, la portería granota ya no tiene tantas visitas como el curso pasado. Eso sí, al margen de la forma, en lo que Paco ha dedicado su tiempo es al fondo, ya que la formación no es lo más importante como así reconoció en pretemporada. «Los dibujos están muy bien, porque hay que partir de algo, pero una vez se mueve el balón el dibujo se va al carajo. Lo más importante es lo que hayas trabajado», señaló el entrenador, que se marchó al parón de selecciones con la tranquilidad de ver como la sangría defensiva había llegado a su final.

Cambios desde el banquillo

Contra el Villarreal, Paco López se dio cuenta que tras el 2-1, Ontiveros empezó a hacer de las suyas y solucionó la situación con un cambio a seis minutos del final. Se marchó Morales y entró Miramón. Un 'delantero' por un lateral y el dibujo de 3-5-2 que volvía a volar sobre el Ciutat de València con Roger y Hernani juntos arriba. Es decir, los cambios defensivos ya entran en escena y para aportar en cualquier dibujo. Por último, aunque prácticamente no hubo tiempo para mucho más, Cabaco entró por Rochina cinco minutos después del tanto de Sergio León. De nuevo un central en el último suspiro. Y salió bien. Morales certificó el 2-0 antes del final.