A Nacho, el speaker oficial de Levante Fans, no le importó que contra Osasuna le quitaran el megáfono. Fue por una buena causa, la de Pau Segura, el niño ciego de 10 años que hace un mes se ganó el corazón del levantinismo con su historia de fútbol y valores. Como otras veces, en la grada de animación quisieron arrimar el hombre y a través de su presidente, Raúl Cuello, no se limitaron a invitarlo a su local y hacerle un regalo. Además de eso le dieron la batuta de la orquesta que le pone al Ciutat su banda sonora original.

Desde la esquina en la que se ubican los aficionados del Levante más activos, Pau compartió otra manera de vivir un partido, a flor de piel, y encabezó los cánticos del final de la primera parte con ese clásico que arranca con un «de pequeño yo te empecé a seguir...». Una vez salvados los nervios y la vergüenza, Pau fue subiendo la voz y sintiéndose en el papel. Una experiencia que su padre, siempre a su lado, tiene claro que «nunca jamás ya se le olvidará».

«En los casos como el de Pau de los que nos enteramos siempre intentamos poner nuestro grano de arena y ofrecer nuestra ayuda. Le regalamos merchandising nuestro y del club y nuestro objetivo era que viviese un partido a nuestro lado», dice Cuello. «Pretendemos que Levante Fans como peña vaya más allá de animar. Lo poco que nos cuesta que Pau este día no lo vaya a olvidar en la vida. Estamos muy contentos. Y a todo el que le podamos echar un cable, lo vamos a hacer. Queremos cuidar siempre a los nuestros».

La del pequeño Pau no es la primera iniciativa de este estilo. Tiempo atrás, tras conocer su pelea contra una enfermedad en el hospital, Alejandro Collado también fue recibido con honores. Durante su recuperación siempre decía que «seguir al Levante le ayudaba mucho».

La camiseta de Morales

MoralesDesde que su historia trascendió el día que Morales le regaló su camiseta tras el partido contra el Valladolid, lo cierto es que Pau se ha convertido en uno de los aficionados más populares en el Ciutat. El club también lo invitó a compartir con los futbolistas de la primera plantilla el vestuario. «Cuando tenía seis años estaba en ese proceso de reconocer todas las emociones que se sienten en el fútbol. Un gol a favor es como un terremoto y al principio se asustaba. Pero cuando es en contra percibe un miedo que termina con un 'ya está, nos han metido'», reflexiona su padre, muy agradecido con la reacción del levantinismo.