Hay protagonistas que lo son por accidente y otros porque se lo ganan a pulso. Aitor, líder del Levante UD esta temporada en valor estadístico, volvió a demostrar en Butarque que es de los segundos. Y eso que suya fue la responsabilidad de que el Leganés volviera a meterse en un partido que con 0-2 estaba cerrado. Sin embargo, su mala salida ante Braithwaite, con las piernas frescas para llegar a donde se propusiese, la compensó a lo grande. Primero parándole un penalti al que había sido su verdugo. Y, como colofón final, con tres intervenciones bestiales sobre la línea. La última, a bocajarro, de portero a portero después de que Juan Soriano subiera a la desesperada para rematar los dos córners consecutivos con los que se alargó el descuento. A expensas de renovarlo, la clave de la victoria del Levante UD a domicilio volvió a ser su portero, clave a la hora de minar la moral de los pepineros. Siempre por el medio, igual le sacaba un cabezazo a En-Nesyri que con una molestia y su posterior cojera enfriaba el juego cuando el Leganés trataba en vano de subir el fuego.

La gloria fue para Aitor. Pero, si no fuese por el recital de paradas, bien podría haberlo sido para Roger. Y es que, aunque no siempre, hay veces en las que quien rasca, gana. Y el Pistolero es uno de los que prueban una y otra vez. Hasta que lo consiguen. Esta vez el premio fue al borde del descanso a raíz de una pena máxima inteligentemente provocada por él mismo. Siovas le dio ventaja para posicionarse por delante pero en ese tránsito e fue al suelo. Aunque los de Pellegrino se pusieron como se pusieron y lo quisieron sacar fuera, en lo que no hay discusión posible es en que hay contacto. Penalti. Y ya se sabe que el Pistolero, el mejor lanzador del equipo, no falla. Un gol psicológico para enfilar el descanso tras una primera parte en la que el Leganés, con un plan de ataque más claro, había sido mejor en líneas generales.

El crecimiento deportivo de Roger, junto a la consolidación de Aitor, es una de las mejores noticias posible, junto a la victoria y los 11 puntos en la clasificación, con la que el Levante UD llega al parón. El delantero de Torrent, por encima de un Borja Mayoral cuya entrada se desactivó tras la parada del penalti, se ha ganado la titularidad con creces. Un reconocimiento que no obedece únicamente a sus goles. A su olfato en el área le ha añadido un sentido de sacrificio colectivo que antes no tenía. Tácticamente, además de ajustar la presión, se encargó de cubrir a Campaña y Morales cuando perdían el sitio. Incluso mentalmente está un punto por arriba. Óscar lo buscó de manera barriobajera en una refriega en la banda y acto seguido le estiró de la oreja para desconcentrarlo en el penalti. Pero la amarilla fue para el pepinero. Bueno, para él y para Sergio León, que entró a todas.

Entre el acierto de Roger y la magia de Campaña, el Levante UD solucionó un partido que, nada más lejos de la realidad, llegó a dar la impresión de que acabaría siendo plácido. Nada más arrancar la segunda parte, el andaluz marcó una jornada después el gol que Rubén García intentó ante Aitor en el Ciutat. Juan Soriano, en un partido de porteros en el que esperaba el centro, se la comió entera. Un rosco. Titular contra viento y marea, a prueba de vaivenes, la importancia del cerebro de Paco López en el campo no se discute. Suya había sido la asistencia a Roger en el penalti. Dos apariciones, dos goles. Y eso que apartado del foco del juego, escorado a la izquierda, el equipo no había tenido una salida fina de balón ni con Radoja ni mucho menos con Vukcevic, el doble pivote por el que el míster se decantó en pos de la estabilidad. Lástima que el montenegrino, que se jugó la roja, solo estuviese 13 segundos sin amarilla. Aguantó aun así una hora, aunque el primer cambio estaba cantado.

El Levante UD, más allá de los vaivenes del partido, creció a lomos del resultado. Pero la realidad es que el Leganés, con mucha menos clarividencia, tuvo un plan más decidido hasta los goles. Pellegrino atacó la espalda de los centrales y volcó su fútbol por la derecha, donde Jonathan Soriano le buscó una y otra vez las vueltas a Miramón a sabiendas de que Morales no siempre llegaba a tiempo al repliegue. A Guido Carrillo, sin embargo, le faltó puntería. A su equipo, pese a la oportunidad de un penalti burdamente regalado por Vezocon un codazo, muchas otras cosas. Por eso sigue de colista, a la friolera de nueve puntos del que, en teoría, es un rival directo como el granota.