En la primera entrevista del año, el entrenador del Levante UD, Paco López, pone en valor su filosofía

y sin despegar los pies del suelo tampoco se arruga ante nada. Los azulgranas arrancan 2020 en una posición envidiable, aunque como reconoció Manolo Salvador también sin poder reforzarse en el mercado de invierno.

—¿Habría firmado arrancar el año con el equipo tan bien posicionado?

—A mí lo de firmar las cosas no me gusta para bien ni para mal. Pero es verdad que estamos muy contentos tal y como hemos terminado 2019. Es para estarlo por las sensaciones que ha dado el equipo a medida que pasaban los partidos.

—Y encima por delante hay mucho margen para crecer.

—La idea es esa. El objetivo que nos hemos marcado desde el principio de temporada es la mejora constante. Este equipo, por muchos factores, creo que tiene una capacidad de mejora importante. Y, por supuesto, en ello vamos a poner todo el empeño.

— La contrapartida, ya sabe, es que dentro de nada estaremos todos mirando para arriba y pediremos más, Europa y esas cosas.

—Ya imagino (risas). De todas formas, el mensaje es siempre el mismo: tenemos que poner el foco en nosotros. No vamos a mirar hacia arriba ni hacia abajo ni a los lados, solo a nosotros mismos. Queremos sumar el mayor número de puntos posible. Mirar los puntos de distancia con otros al final te acaba dando la sensación de no depender de uno mismo. En esta liga tan apretada donde con dos victorias te vas para arriba y con dos derrotas abajo, lo que buscamos todos es mantener el equilibrio.

—Cada vez que el equipo está en disposición de dar el salto, y es algo que jugadores como Morales han llegado a reconocer abiertamente, se queda por el camino. ¿Es vértigo o simple casualidad?

—Es casualidad por la igualdad existente en esta liga. Voy a insistir mucho en poner el foco en nosotros. Pero la mentalidad es que hay que ser ambiciosos y llegar al máximo de donde podamos llegar dándolo todo en cada partido. Lo que menos me gusta es que el estado emocional vaya variando en función de la distancia de puntos respecto a otros o a la posición en la que estés en la clasificación en un momento dado. No podemos caer en eso. Debemos poner el foco en mejorar, en nosotros mismos, en nuestros puntos, y no en si estamos a tanta distancia de Europa. Así evitaremos los vaivenes emocionales. Ahora vamos al Wanda, luego viene el Alavés, la visita al Camp Nou.. Tenemos que ser ambiciosos, darlo todo y poner el foco en sumar el máximo de puntos.

— Lo de los vaivenes emocionales es hasta consustancial por filosofía y estilo a este equipo, capaz de una semana a otra como se ha visto de golear o de que le goleen.

—Ya nos gustaría tener ese equilibrio del que habla mucha gente, pero es que la propia competición te lleva a eso y creo que es así para la gran mayoría de equipos. La irregularidad te la da la competitividad y la igualdad. Es muy difícil mantener el equilibrio de buenos resultados toda la liga. El que es capaz de conseguirlo está más arriba, pero por eso insisto tanto y no voy a parar. Eso no resta ni un ápice de ilusión y de ambición de la que tiene este vestuario.

—Desde el punto de inflexión del Espanyol, a excepción de la segunda parte en Getafe, el equipo nunca se cae del todo y es mucho más fiable.

—Lo que es indudable es que el partido del Espanyol nos sirvió a todos para crecer y eso sumado al trabajo duro que ha hecho esta plantilla nos ha permitido mejorar porque nunca hemos dudado de nuestra capacidad. Los últimos partidos los hemos asumido con la fortaleza necesaria. El equipo no se cae y cree más en sí mismo. Aquel partido nos sirvió a todos para muchas cosas.

—A lo mejor el adjetivo no es exactamente «dramático», pero ¿le afectó el ruido de aquella derrota?

—Fue un momento difícil, aunque estoy de acuerdo en que no dramático. Nos sirvió a todos, al cuerpo técnico los primeros para muchas cosas, y evidentemente al vestuario también. Cuando se habla de falta de carácter de equipo, no lo creo. Los jugadores tienen una fortaleza mental increíble para salir de esa situación.

—Aun a sabiendas de que la expresión le gusta poco, ¿qué 'tecla' tocó?

Tuvimos una charla muy extensa dentro del vestuario. Se dijeron cosas muy importantes para el futuro inmediato del equipo, como así ha sido. Hay veces que es necesario que pasen este tipo de cosas y que se hablen. Lo importante es que haya comunicación y confianza para decir las cosas tal y como son. Nos las dijimos todos. Sumado al trabajo duro, ese día quedó claro en el vestuario que había mucha más capacidad que la que se demostró contra el Espanyol.

—Lo que comenta tiene más trasfondo anímico que táctico.

—Se unen las dos cosas pero cuando hay un partido así va más por lo emocional.

—Dice Manolo Salvador que gracias a Paco López «el vestuario no es un búnker cerrado».

—Es nuestra forma de proceder. Entiendo que la comunicación es básica en este deporte, en el fútbol profesional. Para mí es fundamental entre todos los estamentos del club y, cómo no, con la dirección deportiva, que es la que tiene los argumentos para valorar a un cuerpo técnico y a unos jugadores. Cuanta más confianza y transparencia, mejor para todos. Creo mucho en eso y me gusta ser así, natural, y que todo el mundo aporte. Y me gusta también escuchar.

—¿Le habría ayudado que el anuncio de su renovación hubiese sido antes?

—Sinceramente no lo sé, no me paro a pensar lo que podría haber sido. Creo que la finalidad era que tanto el club como nosotros estuviésemos contentos y creo que al final así ha sido. Ya dije que tengo siempre dos sensaciones cada día cuando me levanto y defiendo este escudo: una es la gran ilusión por estar en este club y otra la gran responsabilidad. En eso me centro, trato de disfrutar y no me paro a pensar.

—¿No se asomó ningún otro club por si las moscas?

—Esa pregunta es mejor para mi representante. Independientemente de si pueden haber equipos o no, mi ilusión era renovar aquí y estoy donde quiero estar.

—Quico Catalán lo ha señalado como el entrenador llamado a marcar una época.

—Está bien, pero no es en lo que pienso porque en el fútbol todo cambia muy rápido. En lo que pienso siempre es en darlo todo para que este club siga creciendo deportivamente. Si el club crece, esos hitos de los que se hablan se darán. Pero el objetivo siempre es mejorar y seguir construyendo un equipo fuerte y consolidado en Primera.

— Aunque dolió, la derrota contra el Valencia dejó un sabor de boca distinto. La crítica fue menos fiera de lo que habría sido en otras circunstancias tras encajar cuatro goles jugando en casa.

—Estoy de acuerdo. El resultado de ese partido para mí no fue justo. No reflejó lo que hizo el equipo ese día teniendo en cuenta todas las dificultades que teníamos y que estábamos sin centrales. Para mí se hizo una primera parte espectacular teniendo al Valencia contra las cuerdas, pero por circunstancias que se dan en un partido ante un equipo con tanto talento... Estoy de acuerdo en que, pese a la derrota, el equipo salió reforzado y demostró su capacidad para hacer cosas ante rivales de entidad.

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—Es hacerle la rosca, pero usted fue fiel a sus ideas: salió a morder y sorprendió.

—Quizás otro cuerpo técnico con las bajas que teníamos en una posición tan importante como el eje de la defensa habría tendido a resguardarse y a acumular más gente alrededor de esa línea que estaba tan afectada. Lo que quisimos, y así lo dije, era no tener eso como excusa. Queríamos tratar de salir con las mismas señas de identidad con las que le habíamos ganado 3-1 al Barça, con los matices diferentes de cada partido, y no íbamos a cambiar nuestra idea en ese sentido.

—¿Está costando asimilar el cambio de ADN? ¿Se valora lo suficiente?

—No depende de mí y hay que convivir con esto. Entiendo a la gente, pero sí que tengo la sensación de que hay mucha más gente a la que le gusta esa idea de competir que tiene el equipo. Al menos es mi sensación, y estoy muy en contacto con la gente. Estuve hace poco en la cena de las peñas y los aficionados me daban su opinión. Mucha gente me dice que no cambie. Sinceramente en el estadio el aficionado se pone nervioso cuando las cosas no terminan de salir y el runrún ese muchas veces existe pero también es bueno. Para mí es fundamental que la gente no se aburra cuando va a ver un espectáculo. El aficionado quiere ver ganar a su equipo pero también no aburrirse y esa ha sido mi idea desde que llegué: ser un equipo valiente y atrevido con todo lo que supone esto.

—Los resultados también están ahí: salvación, partidazos, victorias contra el Barcelona, el Real Madrid...

—Por eso sí que siento que la gente lo valora mucho, aunque habrá de todo. Lo que pasa es que también es cierto que todos esos hitos... ¿Cuántas veces se le ha podido ganar al Barça en la historia? En dos temporadas y poco van tres veces y una victoria en el Santiago Bernabéu. Con el paso del tiempo se valorará mucho más.

—¿Qué fue antes el huevo o la gallina? Es decir, ¿se puede jugar a otra cosa con futbolistas tan ambiciosos con el balón?

—Es otro de los argumentos que he dado muchas veces. Evidentemente que se puede jugar a muchos tipos de fútbol, pero también es cierto que con la gente que tenemos con talento, sobre todo como ya sabemos en el centro del campo, tener lejos de la pelota a estos futbolistas o que la pelota no sea para ellos su mejor arma... No sé si se les podría sacar otro tipo de rendimiento, a parte de que es mi idea y siempre va en consonancia a las características de los jugadores que tenemos. Si no lo hiciésemos así los resultados serían más difíciles, o el rendimiento mi sensación es que estaría por debajo. En el fútbol nunca se sabe pero tenemos que jugar a lo que demandan las características de nuestros jugadores.

—¿El problema del balón parado defensivo a qué obedece?

—Estoy de acuerdo en que nuestros números en este aspecto no son para sacar pecho. Hay que mejorar muchas cosas, pero tampoco estoy de acuerdo en que tengamos un problema. Reconocemos que tenemos un margen de mejora y vamos a seguir incidiendo en ello.

—En ataque, sin embargo, la estrategia está muy bien estudiada y da goles.

—Evidentemente esa parcela tratamos de trabajarla a diario, cada semana un par de ideas. Pero influyen tantos factores en las acciones a balón parado, tanto defensivas como ofensivas, que el análisis es complicado. Por ejemplo, el otro día en el remate de Iago Aspas tenía la marca de Rochina, se le va dos metros, le cae el balón y hace gol... Nuestra obligación es trabajarlo. Nos da rendimiento lo ofensivo, pero mejor que la balanza se incline más a favor que en contra.

— En esa jugada pasa por alto la falta de Araujo a Cabaco.

— Después de verla en TV, porque no me fijé en el partido, evidentemente es una falta muy clara.

— Si Morales sigue jugando por sistema es que usted no lo ve para sentarlo porque en otros casos no le han dolido prendas.

—Mi trayectoria así lo indica. El que me conoce lo sabe, que no regalo nada a nadie y que hay que ganárselo diariamente. Morales ha demostrado suficientemente su compromiso e implicación y evidentemente que ha tenido partidos más acertados que otros. Cuando hizo los goles de la temporada pasada se le valoraba mucho más porque es cierto que eso ayuda a mejorar el rendimiento. Pero no solo son los goles y el acierto de cara a puerta sino otras muchas cosas.

—Ha pasado parecido con Campaña, otro futbolista diferencial con picos de rendimiento muy acusados, intocable en el once titular.

—Campaña viene demostrando cada semana que podrá estar más o menos acertado, pero es un jugador con mucho talento. Insisto en que a lo mejor eso no se percibe desde fuera, pero la implicación de estos jugadores con el equipo y con el club es bestial.

—¿A Campaña le ha costado superar el bache de verse del Levante a principios de verano y luego otra vez dentro?

—Mi sensación, porque he hablado mucho con él, es que ha tenido claro desde que empezó la pretemporada que se quedaba. No he percibido eso en ningún momento más allá del acierto o desacierto.

—¿Le han afectado los rumores de la selección?

—No lo sabemos. A veces puede despistar, pero no lo he notado en exceso. Nuestra obligación es ver cómo trabaja cada día y Campaña es un jugador muy comprometido y exigente.

—En el caso contrario están los delanteros. Roger y Borja Mayoral sí que entran y salen del once y al final su rendimiento es sostenido.

—La competencia interna hace que tengan esa autoexigencia. Tanto Roger como Mayoral como Sergio León, que está entrando menos, trabajan para eso desde el rol que les toque. Al final el mejor socio para ellos es el equipo.

— Viendo cómo está el panorama con el fair-play financiero, de cara al mercado de fichajes a los Reyes no les va a escribir ni carta, ¿verdad?

— No va a hacer falta (risas). Estamos contentos con la plantilla que tenemos. Somos conscientes de nuestra realidad y vamos a centrarnos en lo que tenemos y en sacarle el máximo rendimiento.

— Tanto Manolo Salvador como David Navarro, ante la pregunta de qué fichaje se quedaron con ganas de hacer en el mercado de verano, responden que posiblemente un extremo. ¿Opina igual que ellos?

—He de decir que no por lo siguiente. Lo he explicado en alguna otra ocasión: jugando con 4-4-2 tenemos a Bardhi y Rochina que son futbolistas para jugar desde fuera pero por dentro y eso te da una serie de características. Pero luego tienes a Morales y a Hernani, que son extremos, extremos, puros. Es decir, tienes dos y dos, así que ya son cuatro. Si quieres puedes jugar más por dentro o con uno más abierto y otro más cerrado, como el otro día con Morales y Bardhi. Y luego tenemos laterales que pueden jugar de extremos por delante. Esto es como todo. ¿Que me gustaría tener a otro extremo si no estuviesen Rochina y Bardhi? Pues sí, pero no estoy de acuerdo en que nos haga excesivamente falta. Miramón es más interior que latetral, lo que pasa es que en los últimos años ha jugado ahí, y Toño y Clerc pueden jugar por delante porque son de ida y vuelta. No es que no esté de acuerdo con Manolo y David, es solo en la apreciación. Si lo pones en una pizarra y lo explicas a la gente se va a entender a la perfección.

—Pedir está claro que no, así que de cara al mercado se conformará con que no le quiten.

—Espero que no suceda, la verdad.

—¿Cuál es su deseo para 2020?

—Deportivamente, que el equipo siga creciendo, con la misma capacidad de autoexigencia, que sea ambicioso y que tenga más ilusión todavía si cabe.