En un partido en el que la prioridad de Paco López era recuperar empaque defensivo, un tostón que tras la lesión del Chimy Ávila estaba destinado a un insulso empate a cero, el Levante acabó llevándose una nueva derrota, la cuarta seguida. Aunque el entrenador, cuya confianza ciega es un acto de fe, lo tiene siempre en sus oraciones, el centrocampista andaluz ofreció todos los síntomas de la desidia en El Sadar. Superado por todos lados, en una jugada intrascendente buscó y encontró a Brasanac dentro del área, al que bloqueó sin venir a cuento. Soto Grado no lo vio, pero se lo chivó el VAR. Riguroso si se acepta pulpo como animal de compañía, pero penalti.

Paco acababa de hacer el cambio defensivo de Vukcevic, que había entrado, al menos en teoría, para salvaguardar el 0-0. En otro horror defensivo, esta vez de Vezo, Iñigo Pérez dio la puntilla. El portugués, con la competencia justa, ha recuperado demasiado pronto y rápido la titularidad. Todo a la basura. Para casa con otra derrota y, lo que es peor, con la sensación de que, más que lunares, el equipo empieza a tener agujeros negros. De no haber sido por el harakiri de Campaña, al que se suponía con la lección aprendida desde su absurda expulsión contra el Mallorca, el partido entre dos equipos cuya máxima era no perder lo normal es que se hubiese resuelto con empate.

No podía ser de otra manera con el miedo a perder que tenían los dos. Perdonó Osasuna al principio, con un balón al larguero en plena empanada del Levante, pero los rojillos acabaron haciéndose cruces con la lesión del Chimy Ávila, un suceso de auténtico impacto: El Sadar perdió el pulso pensando en los ligamentos de su rodilla, sometidos a un giro imposible de rodilla. En la otra portería, sin embargo, Sergio Herrera no dobló el lomo hasta que lo forzó Morales, ya cuando todo estaba perdido. Roger repartió un par de buenos pases, pero Rochina llegó mal y Borja Mayoral tarde. Poca historia más.

Después de tres derrotas consecutivas, Paco López había pedido a sus jugadores que enseñasen los dientes al rival, aunque el primer mordisco salió de la boca del entrenador. Pese a la coartada de los tres partidos en seis días, el once titular pasó por la batidora: Morales al banquillo, como en el Wanda, y Radoja, oficialmente con molestias aunque en la foto de los errores del Pizjuán, a la grada. Lo mismo que Sergio León, apeado del banquillo en su regreso a Pamplona. En pleno bajonazo de juego, actitud y resultados, no estaba el horno para bollos. Encima ante Osasuna, un rival del que a Paco le gustaría copiar dos cosas: la garra y el apoyo incondicional de El Sadar, un estadio donde el runrún brilla por su ausencia.

El Levante no jugaba de salida con el 3-5-2 desde la derrota en el Santiago Bernabéu, primera y última vez hasta este viernes con el sistema que llegó a ser un día la solución a todos los males pero que a fuerza de usarlo dejó de funcionar. Contra el Real Madrid, sin apenas haberlo entrenado, fue un desastre. Y el arranque, con problemas para asimilar el cambio, de nuevo resultó igual de desalentador. Lejos de servir para detener la sangría, en cinco minutos Osasuna hizo seis remates. Nada más arrancar la defensa se comió un saque de banda y Vezo pifió el despeje. Falló el Chimy, peleón pero a muchos metros de su trinchera. Roberto Torres remató a la siguiente al larguero. Para variar, tras un balón parado. Cundía el desconcierto y ni siquiera Aitor, siempre garantía, infundía tranquilidad. Los delanteros rojillos no estuvieron al quite para aprovechar su despeje con puños de mantequilla.

El Levante, que tuvo la suerte de salir con vida, confirmó en los primeros compases las sospechas que venía alimentando en las primeras semanas del año, un tramo en el que su imagen ha ido siendo cada vez más grave. Tras el entreacto, en cambio, se sintió más cómodo. Pasada la peor parte, Osasuna bajó el pistón y, aunque Sergio seguía siendo un espectador, los granotas al menos cogieron el sitio en defensa. En busca del punch que le faltaba, con 20 minutos para ganar en ambición, Paco tiró de Morales y fue entonces cuando el Levante generó su ocasión hasta entonces más clara del partido. A Roger le rebañaron el balón cuando, tras una incursión de Toño, se disponía a rematar a puerta vacía. Sin embargo, la burrada de Campaña pasó factura. El exgranota Rubén, que lo celebró ante su público, transformó la pena máxima. Nadie se extrañó del derrumbe.

Ficha técnica

2 - Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal, Aridane, David García, Estupiñán; Roberto Torres (Íñigo Pérez, m. 69), Darko, Moncayola, Rubén García; Adrián (Cardona, m.69), Chimy Ávila (Rober Ibáñez, m.57)

0 - Levante: Aitor; Vezo, Postigo, Cabaca (Hernani, m. 87), Toño; Miramón, Campaña, Melero (Vukcevic, m. 78), Rochina; Mayoral (Morales, m.72), Roger.

Goles: 1-0, .81: Rubén García, de penalti. 2-0, m.84: Íñigo Pérez.

Árbitro: Soto Grande (Comité riojano), asistido por Costoya Rodríguez y Álvarez Fernández. Mostró amarilla a Rober Ibáñez, Darko y David García, por parte de Osasuna, y a los visitantes Vukcevic, Campaña y Rochina.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima primera jornada de la LigaSantander disputado en el estadio El Sadar ante 14.667 espectadores. Antes del inicio del encuentro se guardó un minuto de silencio por los socios y exjugadores de Osasuna fallecidos durante el año 2019.