Bruno González no es un futbolista al uso y en apenas un mes desde que está en el Ciutat ya lo ha demostrado. El central canario, al que de pequeño comparaban con el icónico Sergio Ballesteros, entonces en el Tenerife, es un empedernido del boxeo y de hecho lo practica como complemento al fútbol por los beneficios que le aporta a nivel de resistencia, velocidad de reacción, potencia, autocontrol y toma de decisiones. Sin embargo, no es por eso por lo que más ha llamado la atención. Ni siquiera por su extraordinario debut contra el Real Madrid, un partido en el que aportó carácter y consistencia como pareja de Postigo.

Lo que realmente ha chocado de él es que a los 29 años haya preferido un contrato de apenas unos meses en lugar de asegurarse los dos fijos adicionales que le ofrecía el Levante. Cualquiera diría que detrás de su decisión se esconde un acuerdo con otro equipo a partir de junio. Pero una cosa es la intuición y otra la realidad. Al club no le consta nada y por eso, a la espera de su rendimiento en estos tres meses, no descarta negociar su continuidad.

Con la carta de libertad, el canario fue el recambio de urgencia para Cabaco, vendido al Getafe en una operación para frotarse los ojos: 8 kilos de los que 5,5 han sido para el Levante más el 15 por ciento de una futura venta. Apretó para cobrar su finiquito en el Coliseum, donde contaba para Bordalás, y firmó un contrato de solo cinco meses. Prefirió no atarse para más y así lo explicó en su puesta de largo. Si las cosas salen bien podrá decidir si se queda, en el caso de que también la otra parte esté por la labor, o si se va a otro sitio. Y si salen mal, adiós.

Bruno no ha querido que le pase lo mismo que en el Getafe, donde le cerraron la puerta de salida cuando recibió una suculenta oferta del fútbol mexicano. El central, que ha prometido máxima profesionalidad y lo está cumpliendo, no le hace ascos a la posibilidad de jugar en el extranjero. Ante una posibilidad así no quiere ataduras.

Fichajes y el descarte de Vezo

Con o sin Bruno la realidad es que en el centro de la defensa se presume una revolución de cara a la próxima temporada, si bien todos sus componentes tienen contrato en vigor: Vezo, Postigo, Róber Pier y Duarte. Los técnicos están rastreando el mercado de defensas y, aunque es pronto, podría darse por seguro que al menos se fichará a uno y habrá que ver si al final no son dos.

Más allá de las cuestiones relativas al estilo ofensivo de Paco López, la retaguardia es la línea que ha estado todo el curso en el ojo del huracán tanto por la plaga de lesiones que la asoló a finales de 2019 como por los problemas para cerrar el grifo. Ya antes de la marcha de Cabaco, que partía como tercer central, Postigo se consolidó en la titularidad, mientras que Róber sigue sin el alta competitiva y Duarte ha vuelto a estar en el disparadero por su posible salida al Depor. Sin embargo, la victoria contra el Madrid, además dejando la portería a cero, ha quitado del foco una de las decisiones más llamativas de los últimos tiempos.

Vezo, el central más caro de la historia granota, se quedó fuera de la convocatoria por decisión técnica. El portugués, con problemas en la báscula desde principios de pretemporada más una lesión de rodilla en diciembre, había mantenido hasta ahora su rol de titular. Lo perdió la pasada jornada, además de manera abrupta, y coincidió tanto con uno de los mejores partidos del equipo como con la irrupción de Bruno. Su fichaje, por encima de los cinco millones entre fijo y variables, fue una apuesta muy fuerte del club, pero lo cierto es su rendimiento no ha sido el mismo después de los seis primeros meses que duró su cesión desde el Valencia.