Sanjin Prcic sigue sin encontrar el protagonismo y las oportunidades que lleva buscando desde que salió traspasado del Levante rumbo al RC de Strasbourg. El centrocampista, desde que se incorporó nuevamente a la disciplina francesa, tan solo ha disputado cuatro partidos y su balance no llega a los cien minutos disputados entre todas las competiciones.

De esta manera, la situación que vive el bosnio es totalmente contraria a la que experimentó cuando, hace poco más de un año, se marchó al mismo destino en calidad de cedido. En su primera etapa en el club del noreste de Francia, su participación fue notoria y su trascendecia gozó de importancia en el devenir de los objetivos.

Menos en dos partidos por lesión y en otro que vio desde el banquillo, junto a otros dos donde disputó 61 minutos entre ambos, en Ligue 1 jugó la totalidad de minutos en los enfrentamientos restantes. En Copa, sin embargo, llegó a tiempo para participar 17 minutos en las semifinales y para contribuir en la victoria de su equipo en la final ante el Guingamp, jugando prórroga incluida.

No en vano, el presente no casa con su fructífero pasado. Durante los primeros compases de la liga francesa, fue a caballo entre la suplencia y la presencia sobre el terreno de juego, pero desde la décima jornada se encuentra en paradero desconocido. Dio señales de vida en los octavos de la Coupe de la Ligue, pero de forma irrisoria en cuanto a tiempo y relevancia. Unos problemas recurrentes en la espalda en el primer tramo del mes de noviembre han sido su principal quebradero de cabeza, aunque cuando estuvo en óptimas condiciones físicas, tampoco logró convencer a su técnico.

Como levantinista, Prcic nunca consiguió regularidad en los planes de Paco López. De hecho, la irrupción de su fichaje se fue diluyendo con el paso del tiempo. No obstante, su traspaso sirvió para aligerar el FairPlay financiero que tanto asfixió a la entidad durante el mercado de transferencias del pasado verano. Ahora, el medio vive un estado de ostracismo con el que no contaba cuando dejó Orriols para regresar al lugar en el que volvió a triunfar como futbolista.