Aitor Fernández ha sido sin lugar a dudas uno de los grandes protagonistas de las primeras 27 jornadas. Un total de 126 paradas respaldan sus actuaciones y al margen de estadísticas, la sensación de que se ha hecho grande jornada a jornada ha sido vital para los intereses del cuadro granota. Con 33 puntos mantiene la ventaja de ocho con respecto al Mallorca, que marca la frontera con el descenso, una distancia que debe ser suficiente para lograr la salvación cuando se reanude la competición. Además, la realidad es que la dinámica previa al parón estaba comenzando a ser positiva. Siete puntos de quince posibles, dos porterías a cero y solo un gol recibido en tres choques en Orriols. Eso sí, empañado por los cinco encajados lejos de casa.

Valladolid, Eibar, Leganés y Real Madrid. Esos cuatro equipos son los únicos que no han perforado la meta del Levante, al menos en un partido, esta temporada. Esa era sin duda una de las cosas a mejorar a la vuelta de este parón por el coronavirus. Curiosamente, todos esos duelos se han producido en el Ciutat de València, donde el número de goles encajados disminuye considerablemente. De hecho son más del doble los que se reciben lejos de Orriols, una tendencia que debe cambiar, porque en casa el equipo sí ha demostrado cierta seguridad y solo el duelo contra el Valencia aparece marcado en rojo.

La primera vez que se dejó la portería a cero fue en casa, contra el conjunto de Pucela. En una victoria labrada a fuego lento, el Levante logró no solo dejar el casillero a cero, sino que mostró una capacidad encomiable atrás para no permitir ocasiones. Contra el Eibar, el cuadro armero sí difrutó de alguna ocasión a pesar de la superioridad del Levante, pero Aitor se hizo grande y evitó el tanto en contra. La visita del Leganés por su parte llegaba con el eco de un exceso de jornadas sin poner el candado y el equipo se mostró inflexible. Un buen nivel a nivel posicional de todo el grupo que acabó poniendo el 2-0 en el marcador. Solo dos semanas después llegaba el Real Madrid al Ciutat de València. Los blancos aterrizaban con su batalla particular con el Barcelona y acabaron naufragando en Orriols en un duelo en el que aunque lanzaron siete veces a portería no generaron excesivo peligro ni miedo.

Curiosamente, el parón llegó en el mejor momento del Levante en toda la temporada en ese apartado. En cuatro encuentros en casa solo había recibido dos goles en contra. Una media de medio tanto por partido para evidenciar una tendencia favorable en defensa. Lejos, el Eibar sí había anotado tres goles al Levante en un duelo que no había empezado mal para el cuadro granota y que a la contra pudo adelantarse. En La Cerámica el equipo también encajó más de un tanto -dos en este caso- pero la situación no era alarmante. Por eso, y solo tomando esos último cinco duelos previos al parón como referencia, el grupo debe recuperar su mejor versión en ese apartado. Ese que le permitió subir el nivel en el apartado defensivo. Al menos en lo que a sensaciones se refiere.