El conjunto dirigido por Paco López salió vivo de Mestalla debido a un factor de gran transcendencia que condicionó, de manera positiva, su rendimiento colectivo sobre el terreno de juego. La plantilla granota empezó renqueante y dubitativa, pero en el momento en el que uno de sus futbolistas fetiches alcanzó, una vez transcurridos los primeros compases del encuentro, su máximo nivel de concentración, venció en múltiples aspectos del juego. Campaña se ganó, a pleno derecho, ser calificado definitivamente como uno de los centrocampistas más influyentes de la competición. En un escenario imponente como el feudo valencianista, y en una cita de tal relevancia como el Derbi, el sevillano dio un paso al frente para darle un abanico de opciones a sus compañeros en la mayoría de acciones. Incluso, se atrevió, al comienzo de la segunda mitad, a lanzar un golpeo desde la medular que casi sorprendió a Cillesen.

Su crecimiento alrededor del ecosistema del enfrentamiento giró sobre la confianza que ganó cuando vio por dónde fue el planteamiento del equipo contrario. La clave de su progresión fue negarle la recepción a Parejo, quien tuvo una jornada gris, gracias a la presión incisiva en líneas más adelantadas y a las coberturas de Bardhi y Rochina, factor transcendental para entender el choque del '24'. José se encontró liberado y el equipo lo notó. Experimentó la sensación de verse con autonomía de ayudar a salir con el balón jugado, de presumir de mucha movilidad y de sumarse a zonas de remate. Su dinamismo supuso una buena gestión de esfuerzos y de proyectar el juego, lo que se tradujo en la intención de llevar la iniciativa.

La sustitución de Rochina le cambió de posición, y desde la derecha, lugar donde se desenvolvió el futbolista de Sagunto, mermó sus picos de rendimiento, pero la entrada de Mayoral fue un plus para él, ya que el delantero, en su tendencia de bajar a recibir, siempre buscó las señales de Campaña para habilitar pases de ruptura. Rindiendo a un nivel superior en comparación con la media de Albert Celades, el jugador levantinista demostró que, en contextos de alta exigencia, tiene la autodeterminación de asumir galones. La pide, se ofrece, propone y desprende una personalidad distintiva. Es uno de los nombres de LaLiga y así lo demostró con un recital en el estadio de Mestalla.