El empate contra el Sevilla apareció tras un partido con el equipo encerrado y sabiendo gestionar el ritmo del choque. El cuadro hispalense fue dueño y señor del balón, pero Aitor casi no tuvo que participar en un primer periodo en el que, dicho sea de paso, el conjunto granota solo se asomó en área rival en una acción muy tempranera de Coke Andújar. Fue el lateral también protagonista en los primeros instanes del segundo tiempo. En negativo eso sí. Falló en la vigilancia a Munir y el Sevilla se adelantó. Pero al contrario de lo habitual hace no tanto, el Levante de Paco López no rompió el encuentro y esperó. Los mejores momentos del rival no tuvieron traducción en ocasiones y goles en contra sino todo lo contrario. Lopetegui tiró de sustituciones y Paco López, que también usó la pizarra, le ganó la batalla. Hernani y Miramón cambiaron el escenario y dibujaron el empate. Tanto que el campo parecía haberse inclinado y el 2-1 se acercaba de no ser por el pitido final, que incluso benefició al Sevilla.

El empate no fue casualidad sino todo lo contrario. Más bien ‘causalidad’. Morales no acertó a hacer daño a la espalda de la defensa ni tampoco en la banda de Navas y Ocampos, sector que más intentó en el primer tiempo. Todo lo contrario a Hernani desde que salió. Vertical y amenazante, el partido cambió con su entrada y eso fue mano de técnico. El luso, que no tuvo minutos contra el Valencia, sí apareció ante el Sevilla. Paco López le dio una misión y la cumplió al detalle. También acertó el entrenador de Silla con Miramón por Coke. El conjunto granota pasó de no tener profundidad a amenazar continuamente ese carril con dos futbolistas que habían empezado como suplentes. Como en Mestalla, el banquillo tenía la clave. En esa ocasión fue Melero el que ayudó al Levante a mejorar y es que aunque la ayuda de Diakhaby fue clave, el juego del conjunto granota merecía mejor premio que una derrota.

Y es que en los dos últimos partidos el Levante ha vivido siempre dentro del partido. Y eso es algo positivo cuando se habla de conseguir el objetivo. La gestión de los cambios está siendo excelente, pero otro de los puntos que es obligado rescatar es el de cómo se están madurando los partidos. Lejos de esos encuentros en los que todo se rompía, el cuadro granota se mantiene siempre con vida. Tres empates consecutivos, además con solo un gol en contra en cada uno de ellos, demuestra que la sangría defensiva parece haber llegado a su fin. O al menos esas son las sensaciones. Las líneas permanecen mucho más juntas y en la primera parte contra el Sevilla se pudo observar como los once estaban en campo propio durante muchos minutos. Eso es un factor positivo y negativo al mismo tiempo. El crecimiento está siendo de atrás hacia adelante y aunque no se encaja, todavía falta mejorar en el aspecto ofensivo, donde se han perdido el número de ocasiones creadas.

Ahora, el futuro más inmediato aparece con el Espanyol en el horizonte. Un equipo que ha vuelto a buen nivel tras el parón y que en ningún momento se ha descolgado por completo en esa pelea por la permanencia. Por ello, no será fácil sacar los tres puntos del RCDE Stadium pero un partido ‘largo’ podría beneficiar de nuevo al Levante. Un empate podría no valerle al conjunto perico y eso puede volver a colocar la pelota en el tejado de los cambios. Y ahí Paco López ya ha demostrado que ese factor está siendo determinante para el equipo granota.