Aitor Férnandez afronta una nueva jornada de LaLiga Santander con sentimientos revueltos. El estadio José Zorrilla albergará una nueva jornada, en clave granota, en la que los pupilos dirigidos por Paco López buscarán ratificar el ambicioso mensaje de conseguir el máximo número de puntos posible. Tras la victoria frente al Real Betis, muchos fueron los nombres que se posicionaron en el olimpo levantinista por su reseñable rendimiento, pero quien se encuentra ubicado de manera regular en un lugar de prestigio es el meta levantinista. Parada tras parada y actuación tras actuación, todas ellas buceando entre el notable y el sobresaliente, es el mejor guardameta a nivel nacional y de los mejores de la competición liguera, pero para llegar hasta un punto de inevitable reconocimiento, tuvo que recibir golpes que le hicieron fuerte bajo palos.

El último de ellos fue en el escenario del Valladolid, próximo rival del Levante. El portero de Mondragón sufrió, hace dos temporadas, el revés de rozar un ascenso a la élite del fútbol español y no coger la oportunidad que le brindó el destino tras caer de forma repentina y en contra de su voluntad. Lo hizo en el campo vallisoletano tras perder la final de unos PlayOff en los que fue, en todas sus vertientes, el mejor del Numancia. Sobre todo, después de lucirse en una eliminatoria de semifinales contra el Zaragoza en la que, además de situarse en el escaparate, salvó nada más, y nada menos, que tres goles cantados. Una actuación que aún retumba en las entrañas de La Romareda.

Sin embargo, la película fue distinta en el último escollo para tocar el cielo de Primera División. Su equipo cayó derrotado por cero goles a tres en Los Pajaritos y Zorrilla fue testigo de cómo el Valladolid ascendió a LaLiga Santander con un empate a uno. Fue un mazazo de gran envergadura para Aitor, y más cuando, por aquel entonces, todavía no experimentó lo que era defender los palos de uno de los 20 mejores equipos de la máxima categoría del fútbol español. No obstante, el conjunto de Orriols le quitó la espina pocas semanas después, ya que abonó la cláusula de rescisión para vincularlo a sus filas y convertirse, con el paso del tiempo, en una de las sensaciones en el panorama europeo.

Pese a ello, el fútbol siempre brinda segundas oportunidades. No jugó el curso pasado debido a que el arquero titular era Oier, pero esta vez defenderá la portería azulgrana en un estadio que le trae malos recuerdos. No en vano, las circunstancias son distintas. Sin un público que reme a su equipo y en igualdad de condiciones, el '13', ayudado por el resto de sus compañeros, se enfrentará, cara a cara, al rival que le imposibilitó cumplir el sueño de cualquier futbolista que trabaja desde el barro. Fortalecido física y mentalmente, peleará por ofrecer una nueva exhibición que le otorgue a los suyos seguir sumando puntos en el casillero. Sabiendo que el pasado no corresponde con el presente y que su futuro cumple con prometedoras condiciones.