La conclusión perfecta, en clave granota, pese a las contrariedades de las últimas semanas. En Vigo, el Levante confirmó que la temporada no concluyó cuando sentenció su estancia en la élite un año más y que, por delante, restaba un objetivo que, de consumarlo, quedaría grabado en la historia. Colocarse en la segunda posición clasificatoria de la entidad en Primera División no era moco de pavo. Sobre todo, después de que Paco López defendiera, semanas atrás, que el escudo que representan merece ofrecer el máximo esfuerzo y dedicación hasta el último aliento. Pese a la dificultad que supuso medirse a una entidad que dependía de sí mismo para acceder a la Europa League, el cuadro de Orriols, aunque padeció en demasía, hubo momentos en los que no desistió en su plan de ser un grupo codicioso independientemente del contexto. Coke Andújar, sin renunciar al alma de delantero que siempre le ha caracterizado, y después de iniciar él mismo la jugada, puso el pie lo suficiente como para que un despeje de Djené en el área pequeña, tras un disparo de Mayoral y cuando el colegiado se encontraba listo para indicar el final de la contienda, se colara tímidamente en la meta defendida por David Soria. Ratificando que la plantilla comandada por el técnico de Silla tiene la validez suficiente como para mirar a los ojos a cualquier rival de la máxima categoría del fútbol español.

Situaciones emVARazosas

La presente edición, que pasará a la posteridad por el alto en el camino que sufrió, por fuerza mayor, debido a la crisis del coronavirus, finalizó, además, ratificando que el sistema del videoarbitraje tiene múltiples cuestiones que esclarecer. Ayer, tanto Levante como Getafe fueron víctimas de su ápice de imprecisión en el último baile de la temporada. A los pupilos de Paco López, el VAR les anuló, cuando la primera parte pincelaba sus últimos instantes, un tanto totalmente confuso según las tomas que proyectó la sala. En unas, la diana de Roger era plenamente lícita. En otras, el hombre del que dependía la decisión de De Burgos Bengoetxea, ante un posible fuera de juego de Sergio León, no aparecía sobre la impresión. No en vano, el combinado dirigido por José Bordalás, tras ver cómo les quitó tres goles ilegales, el primero más dudoso que los demás, vio recompensada su insistencia provocando un penalti en la segunda mitad, pero, quizás, el infortunio no solo estuvo en forma de tecnología futbolística, ya que Mata falló la pena máxima.

Pieza de gran determinación

Engalanados con la camiseta conmemorativa de la Copa España Libre, la jornada de finalización dejó claro que el equipo levantinista, más allá de las rachas, tanto negativas como positivas que se viven durante el transcurso del año, es un hueso duro de roer si de aguantar los golpes se refiere. Además, ante uno de los más correosos de LaLiga. Sin embargo, el temperamento a la hora de distribuir el esférico que le faltó durante el paso del duelo lo encontró con la entrada de Campaña. La incursión del '24' activó la circulación del juego y frenó en seco las internadas por bandas del rival, donde habitó un Jason que mostró una actitud rabiosa y vengativa. Además, Joan y Álex Blesa, que debutaron en la élite de la mano de su club de formación, se llenaron de confianza para remar a contracorriente en busca de tres puntos de mérito, conseguidos en la última exhalación. Cerrando, así, un año donde se extrae un buen balancey sensaciones positivas.