El 'cerebro' de la remodelación del feudo granota, César Azcárate, destaca la ilusión que hay puesta en un proyecto que va a cambiar la piel de la casa levantinista. Un escenario 'top' dentro de los estadios de tamaño medio y con todo tipo de comodidades. La Fase 1 avanza según lo previsto tras un pequeño parón por culpa del coronavirus. Y de fondo, la Fase 2.

En levantinismo está expectante por ver cómo se van desarrollando las obras del Ciutat de València. ¿Cómo están yendo?

—Las obras están a un ritmo muy alto. Con mucha vorágine de obra y mucha actividad. Estamos yendo sobre lo previsto para tratar de acabar con esta fase, que es la fase 1, que es la cubierta con todas sus infraestructuras tecnológicas necesarias para las retransmisiones televisivas. Que es un poco el motivo por el que se ha decidido hacer esta cubierta, para albergar estas infraestructuras necesarias.

La televisión manda en el fútbol actual y hay que entrar en esos parámetros que manda LaLiga. ¿Supone mucho problema en el plano arquitectónico esas exigencias por parte de la competición?

——En este caso sí. El Ciutat está en transformación... vamos a decir de un tamaño medio de LaLiga. Tenía sus limitaciones y no tenía cubierta, o casi sin cubierta porque solo tenía la cubierta en la tribuna principal. Tenía las torres de iluminación de las torres externas al campo y no eran muy apropiadas. Esa falta de cubierta, al margen de que sirven no solo para cubrir por las inclemencias del tiempo, del sol y de la lluvia, sirven para dar esa atmósfera de fútbol. No es lo mismo un estado cubierto que descubierto. Pero yendo al grano, los estadios tienen necesidades nuevas para que las retransmisiones televisivas sean correctas. En el caso del Ciutat no disponíamos de esa cubierta y ha habido que hacer una totalmente nueva y no es fácil implementar una cubierta en un estadio existente con una estructura ya hecha y con poco espacio alrededor del estadio para hacer una buena sujeción. La solución en este caso es una solución muy original y tecnológica. No es habitual en los estadios, algunos la tienen, pero en este caso se realiza con una ligereza especial porque se hace sobre elementos ya existentes.

En ese sentido, es más complejo reaizar esta obra que la del Nuevo San Mamés por ejemplo, de la cual también se encargó.

—Exacto. Nosotros en el estadio de San Mamés la operación era complicada por otro motivo. Tuvimos que mantener el San Mamés antiguo mientras construíamos el nuevo prácticamente pegado. Y eso tuvo una dificultad técnica importante. Que no es la misma que tenemos aquí en el Ciutat, pero esa razón sí nos añadió algo más de complejidad. Aquí lo que hemos tratado es de no tocar la estructura existente, mantener esas condiciones y el 'bowl', el cuenco, que además está en unas magníficas condiciones y tiene un aspecto imponente. Hemos tratado de adecuarnos a lo existente, tocando lo menos posible y con una cubierta muy ligera.

Y solo estamos en la Fase 1 de momento... Ahí también entran aspectos ahora muy importantes como videomarcadores e iluminación del estadio.

—Eso es. Todas las necesidades tecnológicas para las retransmisiones deportivas entran la iluminación deportiva y de última tecnología LED. Después, la Sky Cam, la cámara esta que se utiliza para hacer ciertas visuales desde arriba, una nueva megafonía que va añadida a esa nueva cubierta, que es espectacular. Y por último los videomarcadores. Esos cuatro elementos es necesario que estén soportados por la nueva cubierta. Y en sus posiciones que tendrán finalmente.

Veremos juegos de luces como se observan en otros campos de España como Pizjuán o Villamarín.

—Sí, sí. Esta tecnología de iluminación que instalamos puede hacer todas estas cosas.

Ahora se está pudiendo trabajar con más comodidad, dentro de ciertas indicaciones sanitarias. ¿Durante el confinamiento hubo miedo a algún frenazo en esta carrera por terminar el estadio? ¿Cómo se vivió esa situación?

—Bueno, como la vida misma no. Como el día a día de todos. Con lo que pasa en el colegio con tus hijos, la oficina que no puedes ir y toca teletrabajar... pues aquí algo pareceido. Viendo que a la obra no se puede ir durante un poco de tiempo. No fue todo el confinamiento. Fue un periodo mucho más breve el que no se podía ir a la obra por motivos sanitarios. Y luego... no se podía producir en los talleres de los proveedores. Tenías que estar llamando, preguntando, viendo cómo iba la actividad. Y tratando de planificar todos los tiempos. Ha sido un trabajo muy grande de todos para poder llegar a los plazos.

Una vez superada esa situación, la mirada puesta en terminar fase 1 y empezar la 2. ¿Cuál es el timing?

—No hay una fecha preparada. Se quiere que se empiece a tramitar, con su redacción de proyecto pertinente, entiendo que será una tramitación larga. Pero no hay un calendario preciso de cuándo se empezará. La idea entiendo yo eso sí, es que empiece nada más terminar la fase 1.

Una vez finalizadas todas las fases estaremos hablando de un estadio de fútbol 'Top' en cuanto a comodidades.

—Sí, porque es un estadio de tamaño medio de los que están en la liga española. Y en ese rango de estadios, con todas las infraestructuras, la cubierta, y la Fase 2 que hemos comentado, cuando se complete, con la nueva fachada... Ahí tendrá los nuevos accesos, hospitality, nuevas zonas de prensa, deportivas, vestuarios... Ahí es cuando se va a poner la guinda completa. Ahí se redondeará lo que es un estadio muy moderno. Un estadio del año 69, que con un 'Bowl' muy interesante, y bien remodelado recientemente, que le dotemos de todas las necesidades actuales me parece muy bonito la verdad.

Hablamos siempre para el espectador o incluso prensa, pero para el jugador un campo así es también un salto de calidad.

—El futbolista lo nota claro. No tiene nada que ver jugar en un estadio abierto que en uno cubierto. Lo mismo que no tiene nada que ver ahora jugar con público o sin público. Es todo un conjunto, arquitectura, espectadores, sonido, iluminación y luego los jugadores. Cuando eso está perfectamente unido, el partido es perfecto.

Intuyo que además lo bonito es mantener la esencia del estadio siempre. Incluso aunque cambie de estadio. Se vio cierta polémica con el paso de Calderón a Wanda, pero no tanta en Bilbao. ¿Contento con la crítica verdad?

—Sí. Ese era un reto que asumimos a la hora de hacer el proyecto del nuevo San Mamés. El reto era hacer un estadio moderno y de referencia mundial y el segundo que mantuviera la esencia, aunque es difícil el concepto, dentro de un estadio nuevo y moderno. El reto para entendernos era que le siguieran llamando La Catedral. Ahora va la gente allí y siguen diciendo lo de 'desde La Catedral'. Ahí dijimos... lo hemos conseguido. Para nosotros la verdad que fue algo especial y ha salido muy bien.

Para terminar, creo que es imposible no preguntarle por los mejores estadios en los que ha estado.

—Hay muchos. Por decir alguno, en su momento, aunque ya es del 2006, el Allianz Arena fue un hito en el mundo de los estadios. Más recientemente, el del Tottenham es un espectáculo de estadio. Claro, con unos costes... desorbitados. Ha costado más de 1.000 millones. Si ya con ese coste no está bien, apaga y vámonos. Luego hay clásicos, y aunque quede mal decirlo, San Mamés ha quedado muy bonito y la cantidad de visitas que tiene es para tomarlo como modelo.