El Ciutat de València se abre a una nueva dimensión y activa la cuenta atrás para subir un escalón en términos de modernidad. El mundo del fútbol evoluciona y el Levante no se quiere quedar atrás. Dentro de dos meses, el estadio se sumergirá en un escenario donde la comodidad y el confort, más allá de la contemporaneidad, corresponderán al nuevo campo. Además, le permitirá, a la primera plantilla, poner punto y final a su estancia de alquiler en La Nucía y llevar a cabo los encuentros de liga en 'casa'. Una previsión que se encargó de ratificar el gestor de proyecto del nuevo Ciutat, Gerardo Reillo. «La idea es que en la segunda quincena de octubre se puedan disputar partidos ya aquí. La obra se acabará en el mes siguiente lo más seguro porque quedan muchas cosas por hacer que no son indispensables para jugar», expresó en un acto organizado por el club dirigido a los medios.

Sin embargo, alcanzar el estado actual fue imprevisible en momentos de incertidumbre, donde la entidad azulgrana tuvo que maniobrar con la máxima precisión posible debido a la suspensión de las actividades inesenciales durante el confinamiento por la crisis del coronavirus. El trabajo fue eficaz y los plazos encajan pese al contratiempo, y el tiempo para finalizar la reforma se hará lo más pronto posible tras el alto en el camino por fuerza mayor. «Después de todo lo que hemos pasado por el COVID, donde hubo dos semanas en las que tuvimos que parar sí o sí, se ha luchado para volver a encajar todo para intentar que los plazos se hagan lo más pronto posible. Se está cumpliendo con lo previsto, porque hacerlo en menos tiempo del que habíamos planteado era realmente complicado. El plazo se ajustó mucho y en estos momentos estamos contentos», informó.

La infrasestructura del estadio ha facilitado todo tipo de operación. Técnicamente, la solución al soporte del feudo azulgrana se traducía en implementar una nueva cubierta nueva sin prácticamente alterar su alrededor. También, el diseño se verá mejorado y los instrumentos de fundamento serán cambiados por mejores productos. El sistema de iluminación tendrá la intención de llegar a extremos de clara espectacularidad, la megafonía será potenciada y el diseño experimentará un claro lavado de cara. Pero más allá de eso, la base es la de siempre y lo idóneo, por el bien de la infraestrctura, es que sea intocable. «Las cimentaciones que se han hecho están todas independientes de las de la estructura actual. Una de las premisas era prácticamente no tocarlas. Teníamos análisis de cómo estaban, pero cuando haces una estructura de este tipo, lo ideal es no forzar lo que ya tienes», comentó Gerardo Reillo, sabiendo y siendo consciente de la repercusión que está teniendo su obra.

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La reforma del Ciutat de València por dentro

No en vano, la incógnita, ahora, gira en torno a cuándo se empezará con la segunda fase y, de paso, refresar qué se hará. La práctica futbolística no influirá a que se siga desarrollando los trabajos pertinentes, ya que acometerá los espacios interiores, con la instalación de zonas comerciales y zonas VIP. No en vano, tendrán que realidad todo el recubierto, la fachada y todo lo que gira sobre la redistribución interior, pero, tanto la empresa constructora como el propio Levante quiere ir con pies de plomo. El siguiente nivel de la remodelación del Ciutat de València necesita una serie de tramitaciones que dependen del visto bueno del ayuntamiento. Sobre todo al tratarse de terrenos, donde los metros cuadrados son inamovibles y exigen una revisión de más profundidad «Exteriormente la idea es hacer todo el recubierto en la segunda fase. La segunda fase estamos en trámites con el ayuntamiento. Uno de los grandes problemas es que el campo ocupa hasta aquí y no te puedes mover más. La segunda fase necesita más trámites urbanísticos. Tenemos que ver con calendario deportivo cómo lo podemos compatibilizar», finalizó el gestor.