Gol tempranero y contexto a favor. En el Derbi del Ciutat de València de la temporada pasada, Roger adelantó al Levante en el minuto 11 y este domingo Morales antes del primer minuto de juego. Entonces, en Orriols, el ‘9’ haría aún el segundo pero el Valencia remontó con cuatro dianas, tres de ellas en el segundo tiempo. De aquella cita, el cuadro granota sacó una conclusión clara y es que a campo abierto aparecen sus defectos y se esconden sus virtudes. Pero ayer volvió a suceder lo mismo. Si el Comandante generaba ilusión entre el aficionado levantinista por dos ocasiones, Paulista y Maxi empataban la contienda antes del descanso y en el segundo tiempo el equipo prácticamente no se presentó. La derrota es de las que duelen en el seno granota. Por forma y por fondo. Y para colmo, el próximo partido no llegará hasta el día 27 contra Osasuna.

El segundo tiempo fue a las claras el mejor ejemplo de lo poco que necesita el Levante para enseñar al rival el camino al triunfo. Si en el posconfinamiento el equipo había demostrado que se mantenía siempre con vida en los partidos con orden y practicismo, en Mestalla ocurrió todo lo contrario. Compitió y siguió la hoja de ruta a rajatabla en el primer tiempo, pero se desnudó en el segundo. Con la fragilidad que acostumbra cuando se desata y busca el triunfo sin pensar en las consecuencias de abrir la puerta de su casa al ladrón. Solo así se entiende que el equipo adelantara la defensa en exceso, un contexto de todo menos favorable para Duarte y Róber Pier. Y es que ninguno de ellos es un velocista ni ofrece seguridad cuando de correr hacia atrás se trata.

Kangin y Maxi fueron cocinando el encuentro poco a poco y mostrando a Javi Gracia qué era lo que necesitaba para ganar. Con el surcoreano fundido, el técnico dio entrada a Manu Vallejo, Cheryshev y Racic. El primero fue el qué y el tercero el cómo. El tercer tanto del Valencia se inicia con un centro lateral del ruso que termina en los pies de Manu Vallejo sin que Radoja y Melero —doble pivote— aparezcan o un jugador del Levante corte ese centro raso que puso al ‘21’ valencianista en el punto de penalti y dejando sentado a Róber Pier. El cuarto fue la confirmación de una muerte anunciada. Daban igual los actores.

Con el equipo lanzado en campo contrario y ya en el descuento, la foto deja en evidencia que solo los centrales se mantenían en zona mientras por el Valencia aparecían Cheryshev, Maxi y Vallejo. Y de nuevo, en un partido en el que el Levante se colocó dos veces por delante, el rival, en horas bajas, sin fichajes y con mano de entrenador, fue capaz de hacer parecer débil y sin recursos al cuadro granota en el segundo tiempo. Y es que más allá de la sangría defensiva, con balón el equipo tampoco fue capaz de superar a un Valencia ordenado y que sí supo encerrarse, algo que no había hecho en el primer tiempo. Ese es tal vez el mejor resumen. Los de Gracia aprendieron de los errores del primer tiempo, mientras que los de Paco no solo no lo hicieron, sino que se empeñaron en parecerse al equipo que perdió en el Ciutat hace un año. El resultado de hecho terminó siendo el mismo.