El rival del cuadro dirigido por Paco López posee muchas cualidades. Caracterizado por su capacidad de gestionar todas las fases del juego, Osasuna será un hueso duro de roer en la intención de la plantilla levantinista de lograr tres puntos revitalizantes. Sobre todo, tras el desasosiego que supuso la derrota de la primera jornada en el Derbi. Más allá de cuestiones tácticas, el Levante deberá permanecer atento y focalizar los cinco sentidos en un futbolista virtuoso que traslada a épocas pasadas. Su talento lo paseó durante media vida por las entrañas de la Ciudad Deportiva de Buñol, pero su realidad actual habita lejos del ecosistema azulgrana.

Rubén García será la principal amenaza en El Sadar. El setabense, en estado de pura lucidez desde que aterrizó en la entidad navarra, consiguió en el feudo rojillo lo que no pudo lograr como granota: estabilidad, galones y responsabilidad sobre el terreno de juego. Su talento con el balón en los pies apuntaba a adquirir esas características, por lo que adentrarse en un clima idóneo, para desarrollar cuestiones relacionadas con el liderazgo, se convirtió en su meta principal. Sporting fue un ensayo, y Osasuna la confirmación que él quiso prolongar.

No en vano, también es un peligro por lo que dictan los precedentes. Dos veces se enfrentó al Levante desde que salió y dos veces consiguió marcar. Uno en la ida y otro en la vuelta, aunque su diana levantó controversia por una enfurecida celebración que posteriormente quiso esclarecer: «En el Ciutat decidí no celebrar mi gol por respeto a la que fue mi afición y mi casa durante tantos años, y a la que siempre guardaré un cariño especial. El fútbol son goles y los goles son alegrías», comentó el valenciano en sus redes sociales.

Sin embargo, el estado del '14' tiene motivos tan clarividentes como necesarios para explotar en la élite. Llegó a Pamplona con el objetivo de ascender a la máxima categoría del fútbol español, y de ser importante en el proyecto, y así ha sido. Su entrenador le traslado su idea de hacerle un jugador versátil que, mediante trabajo, ser convertiría en una pieza funtamental en su esquema, y actualmente, Jagoba Arrasate sigue cumpliendo su palabra. Además, ha hecho de Rubén un futbolista polivalente.

Ya no solo es un jugador que destaca por sus diabluras partiendo desde la banda, sino que amplía su abanico de opciones en ataque. Puede jugar de mediapunta, de extremo o incluso de segundo punta. Además, su personalidad sintoniza a las mil maravillas con la afición rojilla. Una serie de concidionantes por los que alcanzó una madurez de la que se quedó a las puertas en Orriols. Pese a ello, siempre tendrá un cariño especial de, mayoritariamente, toda la grada del Ciutat. La misma que se ilusionó con sus arrancadas, regates y pinceladas de su talento, fruto de la factoría de Buñol, cuando era tan solo un chaval.