El Levante apuró prácticamente hasta la bocina para reforzar la delantera con las posibilidades que el mercado puso a tiro el último día. Pero entre el tapón de las fichas de Hernani y Sergio León y que el fair-play continuaba al límite no hubo manera. Y eso que se intentó aun a sabiendas de que con bastante menos de medio millón de margen no se podía ir a ningún sitio. La próxima bala será a partir de enero, aunque de aquí a entonces en materia deportiva existen otras prioridades.

Los primeros deberes pasan por las renovaciones pendientes de los futbolistas que acaban contrato. En concreto son cinco, entre ellos el capitán Morales, cuyo caso se aplazó igual que el resto al final del mercado y al respiro económico necesario para encarar un blindaje que incluso podría ser de vida. Sin embargo, no es el único caso abierto.

Las negociaciones con Rochina se encuentran estancadas desde hace semanas, igual que la mejora de Roger, pese a que los contactos con el representante de ambos son recientes. También se termina el vínculo de dos años de Miramón, indiscutible hasta ahora, aunque en su horizonte se cruza Son.

Llega a su fin también el contrato de Óscar Duarte, favorecido por la no renovación de Bruno y la realidad del mercado para agotar su estancia en Orriols. Y acaba Sergio Postigo, aunque con 25 partidos renueva un año más de manera automática. Es una barrera muy asequible para un hombre de la confianza del entrenador que de entrada solo tiene delante a Vezo.

La idea del Levante pasa por solucionar estos asuntos de aquí a diciembre teniendo en cuenta que los jugadores serán libres a principios de año para firmar con otro club de cara a la próxima temporada. En la mayoría de temas hay optimismo.

Morales

La complejidad del caso Morales es cómo llevar al papel lo que hay hablado. El compromiso entre club y jugador está fuera de duda, pero ahora es necesario plasmarlo dentro de los parámetros del fair-play y teniendo en cuenta que el capitán cumplirá 34 años en julio. Su arranque de curso ha sido espectacular. Lleva tres goles y la idea de las dos partes es ampliar su vínculo después de no haber dado pie a ninguna oferta en los últimos meses.

Roger

La intención del club es también la de cumplir su promesa con Roger. El máximo artillero de las últimas temporadas tendrá una subida por su buen rendimiento aunque eso no implicará cambios drásticos en su contrato, vigente hasta 2023 y con una cláusula de 30 que obliga a venderlo o subirle el sueldo si llega una oferta de 12. La importancia del Pistolero crece más sin Mayoral y eso que ha pasado por épocas en las que con sus goles no le alcanzaba para ser un titular indiscutible.

Miramón

Sin hacer ruido, el que a ojos de los técnicos se ha ganado también la continuidad es Miramón. La intención es ofrecérsela y llegar a un acuerdo que no debería dilatarse. Cuando llegó libre del Huesca solo firmó por dos temporadas. Su caso es bastante atípico, ya que a sus 32 años se ha instalado en Primera como lateral después de una carrera como centrocampista. El pasado curso le ganó la partida a Coke y jugó 32 jornadas. En esta solo se ha perdido el partido contra el Sevilla.

Rochina

El caso más comprometido de todos es el de Rochina, con quien no hay acuerdo y tampoco se vislumbra un punto de encuentro cercano. Al borde de los 30 años, el valenciano exige un nuevo contrato de cuatro temporadas, mientras que el club llegaría como máximo a tres incluyendo fijo y variables, además con unos emonumentos inferiores. El futbolista ha rechazado las ofertas que le han ido pasando y hubo un momento antes de que se lesionase en el que hasta se abrió la puerta a un posible traspaso.