Las imágenes en el túnel de vestuarios mientras Paco López, Campaña, Miramón, Rochina, Roger, Aitor y Vezo escuchan las explicaciones de Melero López son el resumen perfecto de los estados por los que ha pasado el Levante: de la incredulidad a la resignación. Igual que cuando Campaña se retira negando con la cabeza y Paco golpea al árbitro en el hombro en señal de reprobación, los argumentos con los que Melero trató de calmar los ánimos no han convencido a nadie. Ni en Orriols ni en el planeta fútbol.

De la supuesta norma que se sacó de la manga para invalidar el gol no hay rastro. Apenas existe constancia de una recomendación del Comité Técnico de Árbitros en acciones dentro del área pequeña en las que el futbolista en fuera de juego posicional se mueve e interfiere en la visión del guardameta. Nada comparable con el caso de Roger, que ni estorba ni intenta tocar la pelota. Lo mismo le pareció a Figueroa Vázquez, que desde la sala VOR trató de advertir del error. En balde.

Melero rebobinó adelante y atrás y pese a verlo desde todos los ángulos siguió en sus trece. El presidente Quico Catalán se interesó por lo sucedido en las tripas de La Cerámica, pero a diferencia de lo ocurrido hace año y medio en San Mamés no hubo declaración institucional ni pose agresiva. «Es una vergüenza lo que ha ocurrido en este campo. Perdemos el respeto al fútbol. Yo que soy un enamorado del VAR, no me creo el VAR», dijo Quico tras la derrota 3-2 ante el Athletic aquel febrero de 2019.

Pese a la delicada situación en la tabla, el Levante ha optado por la prudencia, consciente de que quedan muchas jornadas por delante y que no es bueno abrir una brecha con el estamento arbitral de buenas a primeras. Lo que sí que se hizo fue modificar el titular de la crónica de la web oficial, en la que inicialmente se cargaba contra el VAR cuando el error lo cometió el árbitro con su interpretación. En el texto se mantiene, eso sí, que la decisión arbitral «para nada fue compartida por los granotas en vistas de que el Pistolero (Roger) no está en posición antirreglamentaria».

Con el objetivo de hacer borrón y cuenta nueva, el equipo empezó ayer a mirar hacia adelante. El foco está puesto en la visita al Granada, un partido en el que los puntos de nuevo son vitales para respirar y tomar distancia con la penúltima posición que los granotas ocupan tras el punto del Celta. Los desenlaces en el Pizjuán y el lunes en La Cerámica han costado tres puntos con los que el equipo estaría ahora con siete y bastante más desahogado. Al menos, aunque tampoco fue un partido como para tirar cohetes, las sensaciones mejoraron. La intensidad fue la adecuada e incluso hubo fases de buen juego, si bien faltó el último pase para convertirlas en ocasiones. Defensivamente se pasaron pocos apuros, de ahí que Paco hablara de un partido en el que se rayó la perfección. Al margen del gol, Aitor solo tuvo que hacer una parada de mérito ante Iago Aspas.

Vezo, por motivos técnicos

En lo que respecta al rendimiento individual, Malsa volvió a llevarse la palma, sobre todo en la primera parte. Su rendimiento volvió a ser de sobresaliente y de hecho se notó su ausencia cuando en la segunda pasó un mal rato. Su titularidad ya no extraña, aunque la noticia estuvo en la suplencia de Vezo. El portugués se quedó en el banquillo en favor de Duarte, con el que el técnico trató de ajustarse al perfil de delanteros que había enfrente y reforzar el juego aéreo. Vezo no se había caido del once por razones técnicas desde que antes del confinamiento se tiró dos jornadas en la grada, una contra el Madrid.