El Levante ha llegado al parón de selecciones en una situación comprometida con solo seis puntos de 24 en la clasificación y dos empates consecutivos contra rivales que jugaron 140 minutos en inferioridad numérica. Es el peor momento del equipo con Paco López en el banquillo, antepenúltimo en la clasificación y con solo una victoria, de eso no hay ninguna duda. Sin embargo, el runrún alrededor de la figura del entrenador continúa siendo más externo que otra otra cosa. Es cierto que a nivel de Consejo algunas adhesiones se han erosionado, pero Paco cuenta con el respaldo del presidente, el área deportiva y el vestuario.

Aunque los resultados pasan factura y la situación no es idílica, nadie está pensando en estos momentos en que la solución pase por forzar un cambio que con los números y el análisis futbolístico en la mano no se sostendría. A diferencia del Celta, que este lunes destituyó a Óscar, o del Valladolid y el Athletic, con Sergio y Garitano ya en la picota, lo que se está buscando no son entrenadores sino soluciones a los problemas del equipo. Es el momento clave, y en eso coinciden todas las partes, para una gran sentada aprovechando que esta semana no hay jornada y sí muchos entrenamientos para corregir defectos y cambiar el rumbo de cara al partido clave con el Elche.

La opinión entre los profesionales coincide en la necesidad de un análisis futbolístico en detalle que vaya más allá de los malos resultados y la dinámica negativa ante la portería contraria. Aunque hay señales de preocupación, los números no se corresponden para nada con la clasificación. En los tres últimos empates han sido detalles los que han evitado sumar nueve puntos.

Como ocurre siempre en todos los post-partidos, ayer fue un día de conversaciones y autocrítica interna en Buñol. Una resaca además con nombres propios. Paco señaló a dos en sala de prensa tras el partido contra el Alavés. Uno fue Son por su error en el gol, pese a que hay una lectura más general en las acciones defensivas de ese tipo. El otro, Sergio León, que más que fallar un gol quedó retratado por su desidia, especialmente para atacar el rechace de su remate al poste. Tampoco Campaña salió bien parado. Su suplencia fue una sorpresa también para él y sus minutos en la segunda parte dejaron que desear, más aún por tratarse de un jugador franquicia. La actitud no se negocia y después de Bilbao la mejoría en líneas generales ha sido evidente.

Cuestiones internas

A nivel interno también está ya encima de la mesa la necesidad de introducir variantes tácticas, sobre todo para pulir defectos defensivos que han costado goles y ocasiones en los últimos partidos. De manera especial a la hora de defender en bloque alto cuando no ha quedado otro remedio que inclinar el campo con un futbolista más. También se encuentra en el punto de mira la situación de jugadores en fase de crecimiento como Dani Gómez o en especial un De Frutos que viene de ser el mejor de la pretemporada y el revulsivo más utilizado.

La recuperación de Vukcevic y Miramón más el regreso de Roger son tres bazas más para subir el nivel y que la rotación vaya aumentando. Como pasó ante el Granada, los números contra el Alavés refuerzan otra vez la idea de un Levante sin eficacia en base a las situaciones de gol generadas. De los 14 remates a portería, eso sí, tan solo un tercio fueron con peligro real. Fueron pocos, pero suficientes para ganar.