Otro agujero en el cinturón. Nada que no se supiese, aunque ayer sorprendió que el Levante haya perdido 17 millones de euros de tope salarial. Pasa de 54,6 en la 19/20 a 37,6 en esta. Solamente Elche y Huesca tienen menos. Y es que el descenso del 30 por ciento de los granotas es llamativo incluso en un contexto a la baja por los efectos de la pandemia. Pero las causas son otras. El problema no viene tanto de las pérdidas en taquillas y derechos de televisión, alrededor de los tres kilos, como en el cambio de la normativa de LaLiga a la hora de que los clubes puedan imputarse la media en traspasos de los últimos tres ejercicios.

El Levante le presentó la temporada pasada a LaLiga un presupuesto con 17 millones de ingresos por traspasos, lo que estiró el límite a 54. Sin embargo, la patronal cambió este año la norma y la hizo mucho más estricta. Al principio solo permitió reflejar la cantidad real que se había vendido, aunque a última hora abrió la mano. Ante la asfixia del mercado de fichajes, los clubes al menos pudieron imputarse el 30 por ciento de la media. En el caso del Levante han sido 6 kilos.

El desfase granota viene de ahí y la realidad es que el club ahora mismo tiene un déficit, ya que su plantilla deportiva cuesta más de esos 37,6 millones. Con las salidas de los descartados (Dwamena, Luna, Ivi, Sadiku, Hernani...) más los traspasos de Moses Simon y Cabaco se ha logrado cubrir el presupuesto. Pero los granotas están obligados a vender antes del 1 de julio por alrededor de 19 kilos. En estos momentos hay un déficit real de entre 13 y 14.

LaLiga ha permitido fichar jugadores pero el margen para hacerlo ha sido mínimo al estar el Levante excedido desde la temporada pasada. Tal y como reconoció el presidente Quico Catalán, la apuesta ha sido no malvender a ninguna de las figuras a la espera de que se recupere el mercado y de esa manera no perder potencial deportivo. El gasto, por las normas del fair-play, ha sido del 25 por ciento de lo que se ha ahorrado en jugadores. Es un 50 por ciento en el caso de los que suponen un cinco por ciento del coste de la plantilla, un cálculo que estimulaba las salidas de los más caros.

El Levante es un club que ha generado beneficios a base de traspasos y que gracias a eso alcanzó niveles hasta entonces insospechados para lo que le correspondía por gama. El coste de plantilla se disparó concretamente hace dos temporadas a raíz del traspaso de Lerma y la inflación de los fichajes que lo sustituyeron. En estos cálculos, por cierto, el crédito escalonado de hasta 60 millones para las obras del estadio y Nazaret no tienen nada que ver. Tiene un efecto cero y lo único es que el club gana en contabilidad.

Con los traspasos de Cabaco más el de Moses Simon se pasó el trago del verano sacando a los descartes. En el anterior fueron los de Boateng y Rubén García más una serie porcentajes en otras operaciones. Sin embargo, Quico Catalán ya había avisado de que el próximo no quedará otra: «Este año el Levante ha hecho un gran esfuerzo y el pasado también lo hizo al mantener todo aquello que es intransferible bajo nuestros criterios. Pero todo eso no puede continuar en el tiempo, somos conscientes de que tenemos que vender. En el próximo mercado necesitaremos una operación que nos permita cuadrar».

El Levante solo ha invertido 3,8 millones fijos en los fichajes de este curso, todos ellos con amortizaciones muy por debajo de los 1,8 kilos de media que tenían los descartes.