No es normal que la moneda caiga tantas veces de canto. Van cinco consecutivas (consulta aquí las estadísticas del último partido). Un complicado equilibrio que condena al Levante a la zona de descenso otra jornada. Los empates dan para poco con solo un triunfo en el casillero. Para más inri, hace dos meses. El equipo ha pasado por rachas similares a esta y eso en realidad no es un alivio sino un problema. Montañas rusas que se repiten al borde del precipicio, un espacio del que siempre se ha sacado la cabeza. Volvió a ocurrir en Pucela cuando del 2-0 de Alcaraz se pasó al penalti sobre Dani Gómez, el 1-1 de Campaña y el cúmulo de saques de esquina en busca de la remontada.

Sin embargo, en esa transición del negro al blanco, antes incluso de que Paco López continuase agitando el banquillo, las caras eran un poema. Todo eso junto es el cóctel de la semana que se viene antes de recibir a un Getafe para el que el exgranota Ángel recuperó ayer un punto. Días que de nuevo son cuanto menos peliagudos. Con los resultados al cuello, el futuro inmediato depende de qué sale esta vez en el tercer partido en el Ciutat. Con cara habrá un respiro y serán seis jornadas invictos. Con cruz seis sin ganar y una situación al borde de lo insostenible. Con otro empate, más de lo mismo. Tal cual.

Confianza en Paco López pero pendiente de los resultados

El equilibrio también ha convertido la figura de Paco en la de un funambulista. Y eso que el técnico se mantiene ajeno a la rumorología y siente muy de cerca el respaldo tanto del área deportiva como el de un presidente que tampoco faltó en el entrenamiento del día después. Lo que ocurre es que está en una situación peculiar en la que tan inexacto sería afirmar que está cuestionado como lo contrario.

Hoy por hoy su continuidad no obedece a ninguna suerte de cálculo económico sobre el coste de un hipotético despido. Nadie puede negar la erosión existente. Tampoco que se mantiene la confianza en su trabajo y en su estilo. Los ofrecimientos de otros entrenadores están a la orden del día, pero nadie da pie a ellos. Oidos sordos. Lo que no quita para admitir la evidencia: Paco depende más que nunca de los resultados. Ni más ni menos. Y a ver qué se puede hacer en el mercado de enero con el margen que queda. Escaso, por cierto.

La lectura positiva de Valladolid es que el equipo está con el míster y que la actitud, sobre todo al principio, fue buena. En el vestuario ha habido un paso al frente y se notó. Por contra, en la parte negativa salta a la vista que con la actitud no basta, que hay jugadores como Vukcevic y Radoja a un palmo de la desconexión, que los errores se repiten y que bastantes de los cambios que se vislumbraban durante la semana se quedaron en nada.

Los números no engañan. Ofensivamente falta pegada y en la zona de creación hay atasco. En defensa no hay manera de ajustarse y dejar la portería a cero. Y eso que el estreno de Cárdenas fue sin duda lo mejor en Pucela (recuerda aquí sus aplaudidas declaraciones).