LALIGA SANTANDER

El Levante UD conecta con los diez primeros tras remontar con goles de Melero y Morales

El equipo de Paco López , con una efectividad total, cruza el ecuador de la clasificación

El Levante UD conecta con los diez primeros tras remontar con goles de Melero y Morales

El Levante UD conecta con los diez primeros tras remontar con goles de Melero y Morales

Rafa Marín

Rafa Marín

El Levante, cuyo hábitat se adivinaba en la zona de descenso, puede terminar la jornada nada menos que entre los diez primeros, encima con un partido menos. Con la remontada de este domingo ante el Eibar van cuatro victorias seguidas en el Ciutat, una trayectoria inmaculada con la que se han superado los pronósticos más optimistas. Se confirma que aquel informe interno en el que se apuntaba a la octava posición, uno de los pocos que todavía no, estaba bien tirado.

El equipo de Paco López, respaldado por las sensaciones y el ratio de ocasiones a favor y en contra, se ha reivindicado contra las críticas y la desconfianza que generó a raíz de su interminable racha de empates. Desde que volvió a casa no ha dejado escapar ni un solo punto de los últimos doce y han emergido con un rendimiento extraordinario los fichajes de bajo coste de la dirección deportiva. Para terminar de cuadrar el círculo, se han consolidado los veteranos, incluidos los que parecían de vuelta. Todo ello habiendo convertido en virtud la carencia de Bardhi y Campaña, sin los que se ha ganado en verticalidad y, lo más importante, en eficacia. Las oportunidades no se desaprovechan.

Donde antes era una escopeta de feria, motivo por el que se sigue aspirando a un delantero, el Levante ahora es un bazooka. Durante una hora larga es cierto que no fue superior al Eibar sino más bien al contrario, pero de eso ya no se acordará casi nadie. Los de Mendilibar, que llegaron a tenerlo todo de cara para ponerse 0-2, pagaron el pecado de dejar correr a los granotas. Fue así como los destrozaron con dos goles a la contra en un cuarto de hora. Pudieron ser tres, pero el de Radoja no valió por el fuera de juego posicional de Dani Gómez. Nadie se acordará tampoco de un defecto que se arrastra de lejos como el que propició el gol de Inui. Una pájara que es mejor olvidar.

Pese a no marcar ni ponerse bajo los focos, Roger ganó medio partido. A su registro de delantero de área le ha sumado el de un futbolista capaz de resolver situaciones ofensivas en cualquier zona del campo. Incluso cayendo a banda, origen tanto de los goles como de las situaciones de mayor peligro. Aunque le costó en la primera parte, cuando parecía imposible adivinar por dónde se rompería el cascarón, la apuesta porque fuesen los delanteros en lugar de los extremos quienes rompieran por fuera resultó decisiva.

Con amplitud por bandas, los granotas pisaron área a sus anchas y terminaron siendo un vendaval. Un fenómeno en el que Morales fue otro de los que dio un golpe en la mesa. El Comandante, en pleno tira y afloja por su renovación, no jugó su mejor partido, sobre todo el principio. Sin embargo, los números son incontestables. En su regreso a la titularidad, la ratificación de su pico de forma llegó con otro gol y una asistencia. Primero se deshizo de su marcador con un control en carrera para que Melero, que acababa de entrar, anotara su cuarta diana llegando desde atrás. Después fue el capitán quien culminó una contra de tiralíneas: pase de Roger, taconazo de Sergio León, asistencia de De Frutos y remate a placer. Una gozada.

El tramo en el que el Eibar había sido mejor parecía de otra década. Y eso que unas cuantas pifias en cadena habían dejado al Levante desnortado al volver del descanso. Entre Postigo, Aitor y Radoja terminaron de armarse un taco para salir con el balón jugado desde el área, como si el patadón fuese lava. Inui lo aprovechó para vacunar a placer y que por momentos la victoria granota cotizase a la baja. Malsa, que había sido titular pese a sus molestias, fue el claro damnificado. Nuncó llegó a sentirse cómodo, se jugó la expulsión por una mano cuando ya llevaba amarilla y Paco López prefirió curarse en salud con Melero. El cambio de centrocampistas, igual que en La Cerámica, sentó de lujo.

De la noche al día

El partido no tuvo nada que ver desde ahí con el que había dominado el Eibar. Tampoco con el que acabó en empate a nada en la primera parte. Un periodo en el que al balón le costó tocar el suelo y ni qué decir las áreas. Nadie fue capaz de domar el juego ni de darle sentido. Dos disparos, uno de Inui y otro de De Frutos, ambos desviados, fueron lo más parecido a una ocasión.

Pese a ir espabilándose, el equipo de Paco se limitó a cumplir atrás y correr a la espalda de los armeros, fieles como de costumbre en Mendilibar a la presión alta. De Frutos lo intentó por dentro y por fuera pero no acabó nada de lo que empezaba. Cuando no le sobró un toque para evitar el fuera de juego de Roger, le faltó otro para deshacerse de su par. Lo mismo que Dani Gómez, empeñado en no levantar la cabeza. Así que con los porteros pasando frío, estaba todo tan anodino que el árbitro pitó un par de segundos antes de que cumplirse el minuto 45.

De una mutación a otra, el Levante volvió a cambiar de piel para asegurarse el botín que tanto le había costado recuperar. Consciente de que le había sobrado para remontar con dos tiros entre palos, Paco no corrió riesgos y cerró el partido con defensa de cinco. Una decisión acelerada cuando Postigo se resintió de sus molestias. Con Duarte como único central, rodeado de laterales, Aitor taponó un remate de Muto. Los granotas sufrieron en su área con Dmitrovic incorporado al remate. Todo el protagonismo fue ya para el Eibar, con una sensación absoluta de orfandad en ataque. Todo lo contrario que el Levante.

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