No pudo ser. Los esfuerzos no tuvieron en esta ocasión recompensa en una semifinal a la que el Levante se presentó con la misma idea que en la ida, pero con distintos efectivos. El trivote de San Mamés, el Radoja-Melero-Bardhi se quedó fuera de la alineación titular en la vuelta y eso fue un peaje demasiado grande para el Levante de Paco López. No tanto por el arranque pero sí por el cómputo global. Los dos primeros de hecho no pudieron participar en un encuentro histórico en clave granota. Y el tercero apareció al descanso para sumar desde el césped. Sin embargo, al equipo no le llegó. Y lo cierto es que en los últimos compases del primer tiempo ya se percibía esa inercia por el eje central.

El planteamiento inicial era claro. El 4-1-4-1 con Róber como ancla, Malsa y Rochina como interiores más la figura de los hombres de banda: Morales y De Frutos. Y en los primeros compases el equipo no salió mal. Tratando de ser vertical cuando se podía y jugar con tranquilidad cuando el Athletic lo permitía. Las caídas de los 'extremos' empezaron a mostrar algún síntoma de que por ahí estaba el 1-0 y así llegó. Pero tras el tanto de Roger el juego cambió.

A Róber, con molestias, le costó más llegar a las ayudas interiores. Rochina, más por ímpetu que por no querer, se excedió en adelantar líneas para presionar y ahí se generó un vacío que comenzó a abrirse. Y así llegó el empate. El '16' saltó demasiado arriba, Vesga le ganó la espalda, el medio del Athletic lanzó el balón cómodo a Williams y en el centro llegó el penalti.

La sensación es que ahí se estaba rompiendo el Levante y el descanso llegó para dar algo de oxígeno a un equipo que lo estaba dando absolutamente todo. Con Radoja, Melero y Campaña fuera por lesión. Sin Postigo, en el segundo tiempo, lo que habría permitido jugar con tres atrás. A pesar de eso, el segundo tiempo se afrontó con Malsa de pivote y Bardhi-Rochina de interiores. Misma idea con un solo cambio.

El Athletic sin embargo fue poco a poco dando síntomas de que estaba mucho mejor físicamente. A nivel de 'piernas', el cuadro de Bilbao estaba mucho mejor. Morales poco a poco se iba agotando y en el centro del campo los jugadores también estaban mostrando sensaciones de fatiga. Lo cambió Paco a falta de cinco minutos del tiempo reglamentario con Vukcevic y Son por Malsa y Rochina, pero eso duró poco tiempo y antes de la prórroga llegó el de Morales por Sergio León y después el de Dani Gómez por Roger.

De esa manera, la prórroga se afronta con un 4-4-2 con un doble pivote formado por Vukcevic y Bardhi en el que el macedonio tiene que hacerlo prácticamente todo. Sacar el balón, distribuir con frescura, lanzar al equipo y tratar de pisar área contraria. Al pivote montenegrino le faltó frescura e influencia con balón. De hecho, solo intentó 9 pases y dio 7 bien en 35 minutos.

Arriba, con los cambios se perdió algo de fuerza y es que Sergio León sí encontró soluciones en muchos casos pero a Dani Gómez le faltó un puntito y apenas tocó dos balones. La sensación final es que el equipo murió en la orilla con honor y sin ningún pero. Imposible achacarle nada ni a los futbolistas ni a Paco López, quien con lo que tenía a mano sacó brillo a la pizarra de nuevo. Y es que solo un zapatazo lejano desde la frontal de Berenguer que rebotó con mala fortuna en Vukcevic privó al Levante de una final histórica.

Los cambios del Athletic El técnico del cuadro vasco, Marcelino García Toral, aguantó y aguantó para hacer los cambios. Tanto que el primero lo hizo en el 96 con la entrada de Villalibre. Pero la gran diferencia la marcó la ausencia de lesionados y jugadores importantes fuera en un bando y en otro. El asturiano solo no pudo contar con Iñigo. Balenziaga, Capa, el búfalo ya mencionado, Dani García y Unai Vencedor son todos futbolistas que pueden ser -y son- titulares de forma habital. Y además de eso, la fortuna con Berenguer hizo el resto.