Nunca antes el Dakar había tenido tantos valencianos en su caravana de participantes, al menos desde que abandonó África para pasar a disputarse en Sudamérica, hace una década.

Hasta siete representantes de la C. Valenciana, seis pilotos -cinco de motos y uno de coches-, y un copiloto, forman la más amplia delegación de la terreta de los últimos años en el mítico raid, que en esta edición se limitará a diez etapas sin salir de Perú, con muchas más dunas que pistas rápidas.

Joan Barreda, eterno aspirante al triunfo y el piloto en activo con más victorias parciales, afronta un nuevo asalto al trofeo del Tuareg con el equipo Monster Energy Honda. «El único deseo es ganar, pero un podio sería muy positivo», comenta el de Torreblanca en su presentación en la página oficial de una prueba que este año no tiene a Marc Coma como diseñador del recorrido. Será el noveno intento del castellonense, que en 2018 se vio obligado a abandonar por lesión en la undécima etapa cuando iba segundo, y que es el piloto en activo con más victorias de etapa, 22.

Otro veterano es Julián Villarrubia, conductor de la EMT de València, con seis Dakares a sus espaldas, y un 27º lugar como mejor posición, además del título de quad que logró junto al polaco Rafal Sonik, al que apoyó como mochilero desde su moto.

El de Requena pilotará una de las KTM del equipo Offroad Adventure Crew. Otra la llevará Pablo Toral, alicantino que se estrena al otro lado del charco y después de dos abandonos en África, en 2006 y en 2007.

Los dos y un tercer piloto como Víctor Rivera escoltarán al italiano Nicola Dutto, que llevará una moto adaptada y se convertirá en el primer parapléjico en disputar el Dakar sobre dos ruedas, con licencia de la FMCV. Es la culminación de un proyecto iniciado por Villarrubia y Dutto en 2015, y con una única meta: acabar. «Podemos escribir una de las páginas más hermosas de la historia del deporte», confiesa el de Requena.

«Cuando ves a Nicola Dutto trazar una duna piensas 'Dios existe', ha estado entrenando durísimo todos estos años, como un culturista». «No he estado en ningún Dakar en Sudamérica», añade Toral, «así que será un Dakar diferente para mí. Nuestro objetivo principal es llevar a Nicola a la meta y ya está, no hay ningún otro reto individual».

Para Daniel Albero, a caballo entre Carcaixent y Alberic, también supone una gesta estar en la línea de salida. Será el primer diabético en correr el Dakar, ya que a la autorización de los organizadores ha podido sumar los mínimos patrocinadores. «La inscripción ha sido algo casi inesperado, podemos ir pero en condiciones justas», confiesa ilusionado por su reto de superación y ejemplo para otros.

El quinto y último representante en motos, Nacho Sanchis, el farmacéutico de Enguera, repite un año después de debutar y abandonar en la tercera etapa, aunque luego siguió desde dentro la caravana del rally hasta el final para aprender. «Este Dakar me lo tomo como una pequeña revancha», advierte. Su compañero de equipo, el catalán Marc Solà, compite también con licencia de la FMCV.

Renace el interés por las cuatro ruedas

Rafa Císcar en 2011 e Iván Banaclocha en 2012 fueron los últimos valencianos que hicieron el Dakar sobre cuatro ruedas, ambos en Sudamérica. Pero siete años más tarde, Emilio Ferrando, de 58 años y de Canals, junto a su copiloto alicantino Guillermo Gómez de las Heras, devuelven el interés hacia los coches. Ambos competirán con un buggy en la categoría UTV Open, más ligera y adaptable a las dunas que se van a encontrar en Perú, entre una treintena de rivales.

Todos ellos se encuentran ya en Lima, desde donde partirá este lunes la edición más corta del Dakar, con diez etapas, y por vez primera limitada a un único país, Perú.