A sus 59 años, Carlos Sainz acaba de finalizar su decimoquinto Rally Dakar, uno de los más especiales para él. Deportivamente se mantiene en la élite del automovilismo dejando brillantes actuaciones cada año en una de las pruebas más duras que existen. Pero su éxito no se queda solo en el terreno deportivo, Sainz cuenta también con un imponente grupo empresarial que garantizarán la tranquilidad económica de su familia durante varias generaciones. Una fortuna que lleva trabajando desde hace muchos años también.

Cuando no se está preparando para el Rally Dakar, el piloto madrileño le dedica mucho tiempo a sus compañías, pues es el propietario mayoritario de la exclusiva cadena de gimnasios Reebok Sports Club, de varios circuitos de karting y de una interesante sociedad inmobiliaria

Blanca y Ana, las hijas de Sainz, asumen grandes responsabilidades, ambas estudiaron empresariales, en los negocios familiares mientras que su padre y su hermano, Carlos Jr., siguen generando importantes ganancias en las categorías más exclusivas del automovilismo. De hecho, el salario de Carlos Sainz es ampliamente superado por el de su heredero, aunque sus inversiones son altamente rentables, algo que su hijo solo podrá conseguir dentro de unos años si hace los movimientos adecuados. De momento, su actividad en el Rally Dakar le ha aportado más de 25 mil euros en premios, una cifra que es ampliamente superada por los casi 6 millones de euros que gana su hijo por cada temporada en la Fórmula 1 en Ferrari.

Carlos Sáinz es propietario de una cadena de gimnasios, Reebok Sports Club, una propuesta para elitistas del fitness que se viene abriendo camino con paso firme en el mercado español, y que será, entre otras actividades, como es también su asesoría al Ministerio de defensa en aspectos relacionados con el desplazamiento motorizado por tierra y la supervivencia en el medio desértico, las que dicten su futuro cuando cuelgue el volante definitivamente. Algo que, por lo que parece, no entra en sus planes a corto plazo.