El Diabético del Dakar, el valenciano Daniel Albero, llegará este domingo al mediodía a Carcaixent tras haber vuelto a hacer historia y difundir una vez más que una enfermedad como la diabetes no es impedimento para acabar una carrera tan dura y exigente por el desierto. «Gas e insulina que no falte» es el lema que le llevó a ser el primer diabético que finaliza el Dakar en motos en su tercer intento, y que le mueve desde su salto su salto a las cuatro ruedas, en una categoría de Classics donde aseguraba, tras subir al podio de Yeda, haber disfrutado más que con la moto. Ha acabado en centésima posición entre 129 participantes de una categoría en alza, en la que solo hubo 12 abandonos, y a la que se reengancharon tras reparar una avería que les dejó tirados dos jornadas antes del día de descanso.

Daniel Albero y su copiloto Jorge Vera con sus medallas de 'finishers' del Dakar Kike Belenguer

«En carrera hemos sido rápidos, yo me he encontrado muy bien, he aprendido mucho y he disfrutado. Es la primera vez que disfruto un Dakar a este nivel. Los tres anteriores sufrí mucho en la moto, que requiere una concentración altísima a nivel físico y mental cada día. El coche también, pero es verdad que al ir dos personas lo hemos disfrutado más. Subir al podio en Yeda junto a los rascacielos y el circuito urbano de Fórmula 1 ha sido una experiencia increíble», explica el de Carcaixent, que ha debutado en cuatro ruedas junto a Jorge Vera, su copiloto, mecánico, asistente y compañero noche y día. 

Ambos han superado todas las dificultades, no solo las de cada etapa, también desde mucho antes:«Este Dakar arrancó hace justo un año, un año duro de trabajo, golpeado por el Covid, la falta de esponsors, la crisis sanitaria importante en España. Seguimos luchando, encontramos el coche, lo reparamos, lo pusimos al día… Muchos no creían que este coche hecho en casa por nosotros mismos junto con unos amigos pudiera terminar una prueba como el Dakar Classic. Y así ha sido. Doce días de carrera con muchos altibajos y algunos problemas mecánicos. Jorge Vera y yo hemos congeniado muy bien toda la carrera. No teníamos asistencia, y a pesar de las dificultades de encontrar piezas de recambio aquí en Arabia Saudí, hemos reparado cada día el coche, le mirábamos filtros, aceites, líquidos, golpes, hemos soldado, reparado, encontrado averías electrónicas…». 

Daniel Albero piensa ya en repetir, si puede ser en otra categoría de coches. «Estoy emocionado y ya pensando en el futuro, que en este deporte es muy incierto, y si no se consigue presupuesto nos quedaremos en casa. Pero creo que podríamos correr en la categoría élite de coches, en ‘syde by side’, eléctrico, T1 o modificados, vamos a intentarlo y a trabajar para ello», concluye antes de regresar a casa con su segundo Dakar en el bolsillo. Todo un ejemplo de superación para la diabetes.