Dudar de David Silva es hacerlo de la herencia de la mejor España de la historia. El canario, aun sin haberse sentido del todo cómodo en la primera fase del Mundial, conserva fútbol y galones de sobra para preservar su sitio en el once. Como Isco e Iniesta, con quienes forma el corazón creativo de la Roja. El jugador del City es intocable a ojos de Fernando Hierro y de sus propios compañeros, quienes no olvidan que fue quien más aportó en la fase de clasificación para llevar a la Rojaen volandas hasta Rusia.

David, al que Julen Lopetegui erigió en epicentro ofensivo durante su etapa en el banquillo, lleva marcando diferencias con el combinado nacional desde hace una década. Lo hacía ya en 2008, en la Eurocopa ganada con Luis Aragonés (su valedor), como recuerdan todavía con dolor en Rusia. El 26 de junio de aquel año, en una de sus noches más deslumbrantes como internacional, Silva lideró a la Roja hasta la final, con gol incluido, ante la ahora anfitriona.

Fortaleza psicológica

Quienes ponen en tela de juicio su rendimiento en los primeros partidos del Mundial tienen en su irregularidad y poco protagonismo las coartadas perfectas. Deberían acordarse también de que se asociay libera de vigilancias a Isco; y que no ha sido este un año fácil para el de Arguineguín, ni a nivel físico ni emocional. El nacimiento prematuro de Mateo, ya normalizado, a la larga ha reforzado la fortaleza mental del '21' de cara a los momentos decisivos. Como los que aguardan a la Roja en lo que resta de torneo, ya con las eliminatorias de por medio.

A falta de goles y asistencias que echarse a la boca en Rusia, David ha asumido un rol secundario ante Portugal, Irán y Marruecos sin estridencias. Le han faltado tino en el último pase y presencia de cara a portería; no trabajo. Seguramente le hayan penalizado, como a España en general, el marcador carácter conservador de todos los rivales.

Nada que vaya a cambiar ante la anfitriona, frente a la que Silva encara una de sus últimas oportunidades de tener su propio momento de gloria en un Mundial. Entre que Del Bosque priorizó otras opciones hace ocho años; y el descalabro generalizado en Brasil 2014, el exvalencianista nunca ha marcado un gol en este torneo pese a ser el cuarto máximo anotador en la historia de la Roja (35 dianas).

Cuatro supervivientes de la 'generación de oro'

El de Rusia, con 32 años, seguramente sea ya el tercer y último Mundial en la carrera del futbolista de Arguineguín. Está en la misma situación que Sergio Ramos, Iniesta y Reina. Los otros tres supervivientes de la 'generación de oro' que conquistó la copa por primera vez para la Roja en Sudáfrica, en 2010, y que aspiran a repetir gesta el próximo día 15 en Moscú.