La selección española ha recogido este lunes los bártulos de Krasnodar envuelta en un mar de dudas sobre su presente y futuro a partir de septiembre. En dos meses arranca la Liga de Naciones y todas las incertidumbres alrededor de la Roja se resumen en una gran pregunta: ¿Y ahora qué?.

La respuesta le compete a Rubiales, sometido a una presión extrema tras su desplante al establishment de Madrid. El presidente de la Federación, que la primera vez lo hizo en horas, se dio el domingo de margen «unas semanas» para resolver la incógnita de quién será el nuevo seleccionador. Sin embargo, según ha revelado a los medios presentes en el vuelo de regreso a España, su objetivo es anunciar al sustituto de Hierro esta misma semana.

Lo cuerto es que resistiéndose a dimitir Hierro no lo ha puesto fácil, pero su continuidad es una quimera y está descartada. Cuando Rubiales declaró que «haremos lo mejor para la Federación» lo hizo a sabiendas de que el parche de Hierro no lo es. Con Marchena en el barco como enlace con los jugadores ni siquiera está a salvo su cargo de director deportivo.

Rubiales necesita un líder capaz de afrontar el doble reto que supone ahora mismo sentarse en el banquillo de la Roja. El principal, afrontar la regeneración de un grupo que con Iniesta y los que puedan seguirle sigue perdiendo referentes carismáticos. Y, el segundo, como una consecuencia del primero, revisar el estilo en función de los internacionales de nuevo cuño que a partir de ya lleven la bandera. Toda una metamorfosis.

Españoles y sin contrato

El pistoletazo de salida para ser el nuevo seleccionador ya se ha dado y en esa carrera las primeras cabezas que asoman son las de candidatos sin compromisos en estos momentos con ningún club. Y, además, españoles, como fue habitual en la época de Villar. Con el listón alto por lo ocurrido con Lopetegui, de cuya destitución Rubiales no se arrepiente, la hoja de ruta pasa por mantener la ley no escrita de que la Federación no contrata a técnicos con contrato en vigor. En esa situación están los tres aspirantes en la cabeza de Rubiales: Quique, Luis Enrique y un Michel que vuelve a ser el favorito más a mano desde Madrid.

Desvinculado del Espanyol, que lo destituyó en la recta final de la 17/18 por desavenencias personales y cinco derrotas seguidas, Quique cuenta con bastante predicamento en el entorno del presidente de la RFEF. También Luis Enrique, que cumple un año sabático tras au adiós al Barça sin que ningún proyecto le haya seducido hasta ahora lo suficiente. En contra del asturiano, eso sí, pesa su mala relación con los medios. El único aval de Michel, que pincha en lo deportivo tras coleccionar en el Málaga su último y sonado fracaso.