Obi Mikel jugó ante Argentina sabiendo que su padre estaba secuestrado en su país. En estado de 'shock' y con miedo, el futbolista del Tianjin Teda de la selección nigeriana, tuvo que elegir jugar ante la Albiceleste y guardar silencio por miedo a represalias. Concretamente a que mataran a su padre, a quien tenían retenido y quien recibió torturas antes de ser liberado por la policía de este país africano. A pesar de eso, el futbolista reconoce haber pasado el peor momento de su vida, después de tener que jugarse la clasificación a los octavos de final con las 'Águilas Verdes', en un duelo en el que acabó su sueño en Rusia tras perder ante Argentina.

El padre de Obi Mikel, capitán de la selección de Nigeria, fue secuestrado horas antes del encuentro del Mundial contra Argentina del pasado 26 de junio y liberado por la policía nigeriana, según afirmó el futbolista al diario británico «The Guardian». El centrocampista del equipo chino Tianjin Teda, que militaba en el Chelsea hasta el año pasado, recibió la noticia del secuestro cuando viajaba en el autobús de su selección hacia el estadio de San Petesburgo el pasado martes.

Según relató el jugador a 'The Guardian', un miembro de su familia le llamó para explicarle la situación y le dio un número de teléfono que le habían facilitado los secuestradores, que le pidieron que pagara un rescate. El capitán de Nigeria acató las órdenes que le habían dado los secuestradores: «Sólo un círculo muy reducido de mis amigos lo sabía. Tampoco quería discutirlo con el entrenador [Gernot Rohr] porque no quería que mi problema se convirtiera en una distracción para él o para el resto del equipo antes de un partido tan importante. Por mucho que quisiera discutirlo con el entrenador, no pude», señaló.

Mikel, de 31 años, explicó que su padre se dirigía a un funeral en el suroeste de Nigeria cuando fue secuestrado. A pesar de que las fuerzas de seguridad pudieron liberarle, el futbolista aseguró que ha sufrido torturas y está ingresado en un hospital. «Jugué mientras mi padre estaba en manos de esos bandidos. Tuve que contener el trauma. Recibí una llamada cuatro horas antes del inicio del partido para decirme lo que había pasado», señaló. Su padre se encuentra todavía recuperándose de los golpes que le dieron los secuestradores y Obi Mikel, que perdió ante Argentina la oportunidad de entrar en octavos, ha tenido sin embargo un final feliz al ver a su padre a salvo.