Alex Ferguson estuvo tantos años en el banquillo del Manchester United (entre 1986 y 2013) que a menudo se olvida su paso por un Mundial, el de México en 1986, al que llegó como seleccionador de Escocia y tras un hecho luctuoso, la muerte de Jock Stein minutos después de un partido.

Ferguson ya era un entrenador de prestigio en Escocia: con el Aberdeen había sido campeón de la Recopa en 1983 (ganando la final al Real Madrid) y doble campeón de Liga, en 1984 y 1985.

En aquellas fechas –septiembre de 1985, cuando se decidían las últimas plazas para el Mundial de 1986-, el seleccionador escocés era Jock Stein. 

A sus 62 años, era historia del fútbol británico, no en vano había sido el entrenador del Celtic de Glasgow campeón de Europa en 1967, primer equipo de las islas en reinar en el continente. 

Entre sus asesores contaba con Ferguson, que compaginaba su labor como entrenador del Aberdeen y ayudante de Stein.

Escocia y Gales se jugaban una plaza en la repesca mundialista. Era el 10 de septiembre de 1985 en el estadio Ninian Park de Cardiff. Se adelantó Gales, pero Escocia empató ‘in extremis’ gracias a un gol de penalti de David Cooper, que había entrado al campo poco antes por orden de Stein.

El partido acabó 1-1: Escocia tenía una plaza asegurada en la repesca, que le enfrentaría a Australia.

Muerte casi en directo

Pero poco después del pitido final, Stein se llevó una mano al pecho y cayó fulminado, víctima de un infarto. Murió minutos después, en el vestuario de Ninian Park. A Ferguson le tocó el ingrato papel de informar a los jugadores y a la familia de Stein. 

La federación escocesa decidió que Ferguson, de 43 años, sería el seleccionador. Escocia superó a Australia en la repesca y se ganó una plaza en México’86.

No tuvo suerte Ferguson en su primera -y única- presencia en un Mundial. A Escocia le tocó medirse a tres rivales muy potentes: Uruguay, que venía de ser campeona de América, Alemania, subcampeona del mundo, y Dinamarca, debutante en un Mundial pero repleta de talento.

Ferguson no pudo contar con Kenny Dalglish, lesionado. Tampoco llamó a Alan Hansen, central del Liverpool, una decisión que causó sorpresa y polémica. Sí que llamó, en cambio, a jugadores de renombre como Steve Archibald, Gordon Strachan y Graeme Souness.

La Escocia de Ferguson empezó con derrota ante Dinamarca (1-0) y otra ante Alemania (2-1). Sus únicas esperanzas pasaban por derrotar a Uruguay en el tercer y definitivo partido: las cosas empezaron bien para Escocia, que jugó con uno más desde el primer minuto, por la expulsión de Batista, la más rápida de la historia de la Copa del Mundo.

Pero el partido, en el que Uruguay se defendió con dureza excesiva, acabó sin goles. Escocia fue eliminada. Su seleccionador no se mordió la lengua. “Uruguay es una vergüenza. Lo que han hecho no forma parte del fútbol. No tienen respeto alguno por la dignidad ajena”, bramó Ferguson. 

Su paso por el Mundial fue decepcionante. “Escocia pareció un equipo técnicamente chapucero y tácticamente inepto, al menos en comparación con Uruguay”, recoge Brian Glanville en su libro ‘La historia de los Mundiales de fútbol’.

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Ferguson no siguió en la selección escocesa. En noviembre de ese mismo 1986 se hizo cargo del banquillo del Manchester United. 

El resto es historia.