Se acerca la Semana Santa y con ella se abre un periodo de unos días perfecto para realizar una escapada y alejarse de la rutina diaria. Las semanas previas a estas vacaciones arranca una carrera por buscar el destino perfecto. Entre las diferentes ofertas, viene cogiendo fuerza el llamado turismo penitenciario.

Puede sonar algo extraño dedicar tus vacaciones a visitar lugares de apariencia tenebrosa y donde ha habido gente que lo ha pasado francamente mal. Sin embargo, cada vez hay más personas que quieren conocer la cruda realidad que se vive en una cárcel. Un lugar desconocido para muchas personas. En España existen algunos centros penitenciarios que pueden ser visitados.

Cárcel del Broto, Huesca

La maciza torre de piedra situada en el Valle de Broto, en Huesca, estuvo en funcionamiento desde el siglo XVI hasta el siglo XX. Al comienzo utilizada como defensa del puente medieval, la estructura fue tomando forma de prisión a partir del siglo XIV. Destaca de esta cárcel los grabados que se conservan en su interior, realizados por los prisioneros que pasaron días de gran sufrimiento en un lugar muy poco agradable. La calidad y la cantidad de estos dibujos les otorga una importancia incalculable. En ellos se pueden observar grabados religiosos, rezos o la cuenta de los días que los prisioneros pasaban encerrados.

En el año 2005 una restauración posibilitó que a partir de ese momento pudiera visitarse unas instalaciones que sobrecogen al público. Y es que, en las mazmorras los presos vivían en unas condiciones muy duras, infrahumanas. En algunas de ellas, los reos estaban inmovilizados, colgados de sus brazos o muñecas. Algo que con el frío clima de montaña y las crecidas del río Ara, que solían inundar la sala, resultaba casi insoportable.

Matarraña, Aragón

En la comarca aragonesa de Matarraña se puede realizar un tour turístico por diferentes centros penitenciarios y calabozos antiguos en los que los presos pasaron momentos nada agradables. Situada al este de Teruel, la comarca esconde cárceles interesantes como Mazaleón, La Fresneda o Ráfales, propias del siglo XVI. También se pueden encontrar tenebrosos lugares y reducidos espacios sin ventilación ubicados en los bajos de los ayuntamientos que se utilizaban de mazmorras. Cadenas, cepos, puertas y grafitis permanecen impasibles al paso del tiempo y guardan en sí los desgarradores sentimientos de los prisioneros. En total, doce calabozos que los visitantes podrán descubrir.

Cárcel Modelo, Barcelona

En mitad de la ciudad de Barcelona destaca un robusto edificio que pocos podrían imaginar que tras sus enormes y robustos muros se esconde una cárcel. Ocupando la extensión de dos manzanas del Ensanche, el Centro Penitenciario de Hombres de Barcelona, conocido como la Cárcel Modelo, se inauguró el 9 de junio de 1904 y cerró sus puertas hace apenas dos años, en 2017.

La prisión fue durante un largo periodo de tiempo un símbolo de la represión franquista en Cataluña, ya que, durante años, además de los presos comunes, estuvieron internos disidentes políticos durante las dictaduras de Primo de Rivera y Franco. Para acceder hoy en día, la entrada es gratuita y no hace falta inscripción previa.

Cárcel de Pedraza, Segovia

La localidad segoviana de Pedraza guarda muchos atractivos turísticos, como su Plaza Mayor, su museo de Ignacio Zuluaga y, como no, su prisión medieval. Construida en el siglo XIII y rehabilitada tres siglos después, esta prisión fue lugar de condena de borrachos, ladrones y delincuentes más habituales. Sin embargo, también hubo reos más peligrosos que cumplieron su pena en las entrañas de la prisión. En un sótano muy poco humanitario.

Cárcel de Lugo, Galicia

El Concello de Lugo inauguró en 2017 el centro sociocultural Vello Cárcere, un lugar que trata de iluminar con la luz de la modernidad las sombras que escondía la cárcel de Lugo. Sin embargo, en honor al lugar, el edificio alberga una exposición permanente relacionada con su historia.

Cárcel concordataria, Zamora

La prisión, situada en Zamora, fue un lugar de condena para los sacerdotes y religiosos que hubieran cometido algún delito. La cárcel, un pabellón de la antigua prisión provincial durante la época franquista, estaba separado del resto de pabellones, donde vivían los presos comunes. En total, se contabilizan un centenar de curas o religiosos, que fueron condenados en su mayoría por motivos políticos y sindicales. El conocido 'bertsolari' (poeta improvisador en Euskera), Xabier Amuriza, fue uno de las muchas personas que pasó sus días en este centro penitenciario y guardó su recuerdo para la posteridad con una conocida canción: 'Espainian behera, hor dago Zamora' (abajo, en España, ahí esta Zamora).