Viento y rumor de agua del paisaje de Sierra Mágina, en Jaén, pero también motores de coche, tintineo de llaves "y hasta una nevera" han sido algunos de los instrumentos poco convencionales con los que Vetusta Morla ha realizado su primer salto a la música de cine, concretamente en la película 'La hija'.

"El director, Manuel Martín Cuenca, quería salirse del mundo de la composición de bandas sonoras de orquesta sinfónica más ortodoxas y por eso nos buscó a nosotros", explica a Efe el guitarrista, teclista y compositor Juanma Latorre sobre la génesis de esta experiencia inédita hasta ahora en la carrera del sexteto madrileño.

El realizador de la cinta, que se estrenará el 26 de noviembre (aunque la BSO está disponible desde hoy), había trabajado hace muchos años en el documental 'Últimos testigos' (2009) con uno de los miembros del grupo, Guille Galván, y los seguía desde sus inicios.

"Cuando escuchó la intro del tema 'Consejo de sabios', del anterior disco, pensó de manera muy loca que ese mundo de atmósferas, un poco tangenciales en nuestra música, podría funcionar como valor añadido a su peli si se le daba protagonismo y nos dio como referencia la BSO de la serie 'Chernobyl', que tampoco es muy convencional", añade Latorre.

Se da la circunstancia de que en 2013 Vetusta Morla publicó 'Los ríos de Alice', otra banda sonora, aunque entonces se trató de ponerle notas a un videojuego.

"El proceso ha sido radicalmente distinto. Entonces hacíamos música sin saber qué estaba pasando en pantalla, porque dependía del jugador, así que creamos algo que pudiera funcionar en bucle, sin grandes cambios armónicos. Aquí pasa al contrario, hay que ir con la acción", señala.

El grupo asumió el encargo con entusiasmo y no dudó en visitar el rodaje, localizado en un agreste paraje en lo alto de Sierra Mágina. "Fue importantísimo, porque ahí surgió la idea de tomar sonidos del lugar", explica a continuación.

De esa forma motores de coche, el tintineo de las llaves, el rumor del agua, cubiertos y "hasta la nevera de la película, que tenía un sonido muy particular", se incorporaron a la partitura tras ser manipulados en el ordenador y convertidos en "instrumentos virtuales".

"Normalmente la música de película es extradiagética, viene de fuera de la realidad de la historia, pero la idea aquí es que fuese un híbrido, es decir, viene de fuera, pero no queríamos que el espectador fuese muy consciente, como si de repente entraban unos violines y no sabía de dónde salían", cuenta sobre un resultado muy sutil.

Una nana "perversa"

Fundamental como elemento inspirador ha sido el "imponente" y un tanto inhóspito paisaje, "para mí un personaje más de la película", apunta Latorre, que ha construido 13 cortes instrumentales titulados con frases icónicas de los diálogos que jalonan el metraje y una canción propiamente dicha, "La reina de las trincheras".

"Tiene un aire algo perverso, como de fábula posapocalíptica, pero no era la idea inicial. Queríamos crear una especie de canción de cuna que tampoco supieses de dónde salía, si era de ahora o una versión de una nana tradicional, igual hasta de la Guerra Civil, con carácter atemporal pero sin renunciar a nuestras señas", afirma sobre el tema que abre el disco y cierra el filme.

Al escucharla, se percibe una exaltación de la maternidad su fortaleza. "Absolutamente. Y también del cuidado y el refugio, una reflexión que se ha trasladado a nuestro próximo disco, 'Cable a tierra', con esa red de cuidados que por momentos se nos viene abajo, con las madres como máximo exponente de ese sacrificio", revela.

No es lo único común a ambas producciones de Vetusta Morla, que se darán el relevo en el mercado con una diferencia de pocos meses "si todo va como hasta ahora" y el quinto disco de estudio del grupo ve la luz "a finales de noviembre".

"También hay una instrumentación compartida, sobre todo cosas que vienen de una investigación en el ámbito folclórico que empezamos a usar en la banda sonora, como los guitarros, aunque lo que más ha afectado es el método", indica.

Según rememora, en la BSO el trabajo fue más individual al principio antes de poder juntar ideas y no tanto de local de ensayo. "Nos vino muy bien porque pilló en pandemia y fue un buen entrenamiento que igualmente nos permitió avanzar con el disco, cuando verse era aún dífícil", explica.

Sobre la maternidad subrogada, uno de los temas que plantea el filme como alegoría, Latorre se remite a la misma lectura de Martín Cuenca: "Está ahí para el debate, no es tanto la motivación de la película, sino un aspecto más tratado de forma ambigua para que cada uno reflexione".