Entre los años 2000 y 2001, un padre de familia de vida aparentemente normal mató a 16 mujeres que ejercían la prostitución en la ciudad Santa de Mashhad. Se llamaba Saeed Hanei, pero los medios de comunicación, antes de conocer su identidad lo bautizaron como ‘el asesino de la araña’, ya que atraía a las víctimas a su casa donde las estrangulaba con el pañuelo que cubría sus cabezas. 

El caso adquirió una enorme resonancia en el país y en ese momento, el director Ali Abbasi todavía vivía allí, antes de que decidiera marcharse a Europa en busca de libertad creativa para poder desarrollar su carrera cinematográfica. Lo que más le impresionó fue lo que ocurrió a continuación, después de que detuvieran a Hanei: buena parte de la población se puso de su parte, ya que consideraba que estaba llevando a cabo una limpieza santa. Para ellos no era un asesino, sino un mártir religioso que en realidad buscaba poner en práctica una fetua, es decir, que las autoridades se pronunciaran a favor de su ‘misión’ y se reconociera su importancia. Saeed había participado en la guerra entre Irán e Irak y, en el fondo, no podía soportar que su vida se redujera a ser un ciudadano invisible que trabajaba en la construcción. Él quería trascender de alguna manera y que se reconociera su fe y su sacrificio. Finalmente, después de un juicio tumultuoso, fue condenado a muerte, pero demostró hasta qué punto el fanatismo religioso y el odio hacia las mujeres van de la mano en la sociedad iraní y se encuentran incrustados en las instituciones. 

Abbasi abandonaría su país en 2002 para estudiar en Estocolmo, y más tarde se instalaría en Dinamarca (aunque sigue manteniendo la doble nacionalidad), desde donde ha ido desarrollando su trabajo. Después del thriller de terror ‘Shelley’ y de esa magnífica rareza que supuso ‘Border’ (ambas inscritas dentro del género fantástico) es la primera vez que aborda una historia relacionada con la sociedad iraní en la que nació, 'Holy spider (Araña sagrada), que llega este viernes a los cines.

Por supuesto, siempre fue consciente de que no podría rodar allí, que las autoridades no lo permitirían dada la carga política y social crítica que contenía su guion. A pesar de todo lo intentó, aunque nunca le llegaron a decir que sí o que no. Así que, para evitar problemas buscó otras posibilidades. Primero probó en Turquía, pero el gobierno iraní se enteró y echaron a su equipo de allí mientras estaban buscando localizaciones. Así que finalmente se rodó en Jordania, donde pudo recrear las entrañas de Mashhad, ya que la atmósfera de la ciudad constituiría un personaje más dentro de la película. De hecho, el título ‘Araña sagrada’ no solo se refiere al sobrenombre del asesino, sino a la forma en la que se distribuye la propia Mashhad, la segunda ciudad sagrada más grande del mundo y cuyo epicentro lo constituye la mezquita santuario de Alí Reza, cuyas redes se extienden como una telaraña al resto de la población. 

Estrella de la televisión

Como en todo 'thriller', además del asesino, se necesita una investigación, pero Abassi no quería que esta fuera al uso. Por eso decidió que el antagonista de Saeed fuera precisamente una mujer (periodista) para poner todavía más de manifiesto la situación de constante vulnerabilidad que tienen en el país, constantemente cuestionadas y marcadas por una represión que las asfixia. En la película, el personaje de Rahimi fue despedida de su periódico porque denunció el acoso sistemático por parte de su jefe, pero fue a ella a la que se consideró culpable. En la vida real, la actriz que la interpreta, Zar Amir-Ebrahimi, tuvo que enfrentarse a una situación parecida. Era una estrella de la televisión en Irán cuando se filtró un vídeo de contenido sexual y tuvo que abandonar el país y refugiarse en Francia. Así que, de alguna forma, hay un espejo entre la ficción y la realidad a la hora de poner de manifiesto de qué manera se perpetúa el daño misógino contra las mujeres y por eso la interpretación de la actriz resulta tan magnética, cercana y profunda. Su trabajo fue reconocido en el pasado Festival de Cannes donde recibió la Palma de Oro por este papel. 

El director Ali Abbasi, en el Festival de Cannes.

Sin embargo, ninguno de los dos, ni Zar Amir-Ebrahimi ni el propio Abbasi podían imaginar que la película tendría una resonancia actual tan profunda. Su estreno coincidió con el asesinato de Mahsa Amini, que fue torturada por la policía de la moral por no usar el hiyab de forma correcta y a causa de los golpes que recibió falleció. Este hecho generó una ola de protestas tanto en el país como a nivel internacional y, según las últimas noticias, el régimen ha anunciado que desmantelará este organismo represivo y que la ley que exige a las mujeres usar el velo será revisada. Pero la censura no remite. Este mismo diciembre fue detenida en Teherán la actriz Taraneh Alidoosti, a la que pudimos ver en la película ganadora de un Oscar ‘El viajante’, de Asgard Farhadi, por publicar en su cuenta de Instagram mensajes contra la brutal represión del régimen.

En medio de esta vorágine, 'Holy spider' además de ser un 'thriller' pluscuamperfecto, oscuro, terrorífico, se convierte en un arma potente de denuncia que nos acerca a una realidad en la que las mujeres son asesinadas, acosadas, humilladas y en las que campa a sus anchas un machismo insoportable dentro de una sociedad sometida y anulada.