Cuando el tatarabuelo de Álvaro fundó en 1850 la pastelería Galicia en pleno corazón de Tordesillas (Valladolid) no se podía imaginar que sus polvorones con el tiempo iban a estar año tras año en el ojo de mira de los grupos antitaurinos. Y es que el famoso polvorón 'El Toro' es una "aberración" para estos activistas a pesar de ser un dulce tradicional que se reparte por medio mundo.

En su fábrica de Tordesillas, Álvaro Galicia elabora cada día cerca de 100.000 polvorones, alrededor de 4.500 kilos de producto, una producción que se concentra fundamentalmente -en torno al 80 por ciento- entre mediados de septiembre y Navidad, el periodo de más actividad de una planta que el resto del año limita su producción a pedidos concretos.

Fermín, el antepasdo de Álvaro, bautizó a estos polvorones como 'El Toro de la Vega', en homenaje al controvertido festejo taurino de la villa, algo indigno para los animalistas que cada año emprenden una revuelta antitaurina del polvorón contra la pastelería centenaria Dulces El Toro. Los activistas la han situado en la diana y desarrollan boicots sin cuartel a través de las redes, con su productos estrella como objetivo. “Están hechos sobre la sangre de un toro, ni se os ocurra comprarlos. Tordesillas, ese pueblo, no se merece que nadie compre productos de ahí”, exponía uno de los comentarios del escrache digital.

"Hace años, en 2015, quitamos de la marca 'de la Vega'", expone Álvaro resignado en su pastelería centenaria apoyado por el alcalde de la localidad, el popular Miguel Ángel Oliveira, quien ha lamentado "la persecución sin precedentes" que sufre el negocio familiar y ha anima a las empresas del municipio a denunciar el acoso.

Incluso el alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, ha confesado que siempre tiene "una cajita a mano" de los polvorones. No se puede confundir"la velocidad con el tocino", avisa el socialista.

Lo cierto es que han sido centenares de personas y entidades las que han mostrado su apoyo con esta fábrica que da empleo a 25 personas en Tordesillas y que pertenece a la Ruta del Vino de Rueda, una asociación que promociona los productos de esta denominación que se extiende por tres provincias: Valladolid, Ávila y Segovia.

"Lo único que queremos es que nos dejen trabajar tranquilos", pide Álvaro Galicia en plena elaboración de los polvorones y panettones con los que quiere endulzar esta navidad. Esta producción se distribuye por toda la geografía española -especialmente en Castilla y León y comunidades próximas como Galicia, Madrid, Navarra, País Vasco o La Rioja-, así como por distintos países europeos tales como Polonia, Suiza, Suecia, Francia, Reino Unido o Italia.

Álvaro Galicia asegura que el secreto de su producto "comienza en el tratamiento de las harinas y el azúcar", antes de ser amasadas y mezclarse con la manteca y la canela.  La masa pasa después por una máquina porcionadora que da forma a los polvorones y garantiza que tengan el peso adecuado antes de ser horneados, envasados y empaquetados para su distribución o su venta.