"¿Quién da la vez?” no es una pregunta que únicamente se escuche en pescaderías o fruterías. También hay locales en los que comer requiere hacer cola, tener paciencia y estar dispuesto a esperar un ratito para entrar dentro… Aquí van 10 direcciones que exigen paciencia.

Nakeima (Madrid)

Nakeima (Madrid), una barra en la que toca hacer cola para comer.

Esta barra asiática (Meléndez Valdés, 54) lleva casi una década -la cumple en 2023- con un sistema que pone de los nervios a unos y tiene enamorados a otros. Para las escasas 20 personas que acceden al interior en cada turno el sistema siempre es el mismo: salen media hora antes del servicio y apuntan a los primeros que hayan llegado antes de iniciar el servicio. El resto se queda fuera. Entrar tiene premio, claro: hay platos que ya son leyenda como el 'bao' de rabo de toro, el 'nigiri' de gamba al ajillo o alguno de sus gloriosos currys.

La Ardosa (Madrid)

Bodega de la Ardosa.

Dicen que hace apenas unos 20 años quien se encontraba a un turista plano en mano en Malasaña era porque este se había perdido. Mucho ha cambiado la historia en dos décadas. Entre tiendas ‘hipsters' y ‘post-hipsters’ sobreviven leyendas locales como La Ardosa (Colón, 13). Si ya era complicado encontrar mesa antes, ahora las colas se han multiplicado. Son muchos los que buscan hacerse con un hueco en la taberna de los cortinajes para disfrutar de su afamada tortilla de patata o sus croquetas.

La Cova Fumada (Barcelona)

La Cova Fumada (Barcelona), un lugar especial. AJUNTAMENT DE BARCELONA (CC-BY CREATIVE COMMONS)

No le hace falta un cartel anunciando que está ahí. Lleva desde 1944 ofreciendo tapas como su famosa bomba -la más conocida de Barcelona-, las sardinas o el 'cap i pota'. En plena Barceloneta (Baluard, 56), esta bodega se ha convertido en uno de esos lugares de culto en los que se alinean locales y turistas. Hay que tener paciencia para conseguir una de sus mesas o, al menos, hacer barra. Los horarios también juegan al despiste: aquí a las 15 horas se cierran las puertas y el que no esté apuntado no come. 

Takos al pastor (Madrid)

Las sempiternas colas de Takos al Pastor (Madrid). INSTAGRAM TAKOS AL PASTOR

No solo de precios económicos vive esta taquería. Es cierto que lo del taco a 1 euro se ha convertido en su mejor reclamo, pero también que pocos volverían si no fuera porque la comida que aquí se sirve está buena. Es ya una tradición pasar por este esquinazo de la Plaza del Carmen (Abada, 2) y ver una cola de personas desde antes de la apertura en busca de sus tacos (claro) al pastor, pero también de cochinita, arrachera o tinga de pollo. Una experiencia caótica e incómoda, pero también sabrosa y divertida.

Nou Manolín (Alicante)

La cotizadísima barra del Nou Manolín (Alicante). / NOU MANOLÍN

La barra que conquistó a Joël Robuchon es uno de esos lugares de culto a los que también han peregrinado cocineros como Ferran Adrià o Juan Mari Arzak. Aquí (Villegas, 3) solo se despacha lo mejor de lo mejor, desde gamba o quisquilla a jamón ibérico cortado al momento y ostras. Aunque se puede reservar en el salón, si lo que queremos es la auténtica experiencia de acodarnos en la barra ante todo tipo de maravillas, toca hacer cola. Ya desde antes de la apertura hay gente esperando. 

Ramen ya-Hiro (Barcelona)

Ramen ya-Hiro (Barcelona), la sopa nipona con fideos más cotizada de la ciudad.

Tokio es ciudad de colas: hay que hacerla para desayunar en los puestos que circundan el mercado de Tsujiki. Fuera de allí, se repite el fenómeno: ‘izakayas’ minúsculas reciben a todo aquel dispuesto a esperar en busca de los mejores 'nigiris'. Este mismo espíritu alienta este restaurante de ramen barcelonés (Girona, 164). La pasta es casera, los fondos sabrosos y los precios asequibles, ¿cómo no van a congregarse grupos dispuestos a pasar la tarde de pie? El premio: un bol caliente y suculento.

La Campana (Madrid)

El mítico bocadillo de calamares de La Campana (Madrid). INSTAGRAM LA CAMPANA

Madrid ya no es lo que era. Desde un tiempo para esta parte ha pasado de ciudad de paso en busca de otros destinos (Mallorca, Barcelona, Sevilla…) a plaza fuerte del turismo. Son muchos los que vienen buscando los iconos de la capital como, por ejemplo, el bocata de calamares. Esto explica que en La Campana (Botoneras, 6), abierto desde 1997 en una de las calles que desembocan en la Plaza Mayor, se vean ahora largas colas en busca de este bocado de street food castizo. 

Paradiso (Barcelona)

Paradiso (Barcelona)

Ser el bar número 1 del mundo según The World’s 50 Best Bars, es lo que tiene: es bastante fácil que aparezcan colas y colas antes incluso de la apertura para probar las mezclas vanguardistas de Giacomo Giannotti. Tras la puerta del frigorífico del Bar Pastrami (Rera Palau, 4) está la entrada a una de las grandes coctelerías del mundo en la que es posible beberse desde un tesoro del Mediterráneo a una kriptonita. Uno de esos lugares que no admite réplica.

Bar Néstor (San Sebastián)

El Bar Néstor, un icono de San Sebastián.

El concepto "edición limitada", tan manoseado hoy en día, no es ni mucho menos 'xennia'l ni 'centennial'. En el Bar Néstor (Pescadería, 11), abierto en 1980 tienen una tortilla de patata que es objeto de deseo. Y lo saben. Por eso, no elaboran más de las necesarias así que toca espabilar. Para los que no pillen cacho, no hay problema. Los premios de consolación también son finos: chuleta de vaca vieja de buena raza y bien trabajada, pimientos y gildas. Y a por la tortilla, si no ha habido suerte, ya se volverá otro día.

Salmon Guru (Madrid)

Salmon Guru.

Mucho mérito tiene Diego Cabrera de haber impulsado un auténtica cultura de la coctelería en Madrid, convirtiendo el barrio de Las Letras, antiguamente poblado de pubs de batalla, en la capital española del combinado. Del éxito de Salmon Guru (Echegaray, 21( dan testimonio las largas colas que se forman en la puerta para poder acceder al interior, disfrutar de la prodigiosa hospitalidad del equipo de Cabrera y probar fantásticos cócteles clasificados en refrescantes, potentes o sin alcohol, entre otras categorías. Además, picoteo cumplidor.