Eso que siempre dicen que la distancia no importa en el amor no fue del todo así en el popular programa de First Dates. Y es que el precio de la gasolina fue uno de los grandes condicionantes en una de las citas del show televisivo del amor. Antonio y Mari Carmen, que llegaron para conocerse, pero que tras un rato escuchándose el uno al otro, quedó claro que cada uno había vivido una versión alternativa de la realidad. Es más, Antonio demostró que sería capaz de rechazar al amor de su vida por unos cuantos kilómetros de distancia. Y eso que la conexión durante la cita había sido positiva.

Antonio, un jubilado de 73 años de Ciudad Real, llegaba decidido al restaurante confesando que él necesitaba a alguien por las noches, porque "se siente solo". El soltero estaba decidido a encontrar a alguien que le aportarse estabilidad y serenidad, con las cosas muy claras: "Ya no tenemos edad para andar jugando. Prisas y esas cosas del sexo, ha pasado. Con 30 y 40, encima del capó. Ahora son ya pastillas, que si esto, lo otro... Es complicado. Por la noche es muy triste estar solo". Además tenía muy claro cómo le gustaban las mujeres, y es que el de Ciudad Real las prefiere "rellenitas, con buenos muslos y un poquito de pecho". Con esos requisitos, su cara cambió un poco al ver a Mari Carmen, una jubilada de 72 años de Burriana, Castellón. Un destino que parece ser que no le hizo demasiada gracia al estar más lejos de lo que esperaba.

La cita fue bastante bien, tenían muchas cosas en común. SD

"La mujer está bien, físicamente no me cuadra", comentaba Antonio, que casi antes de que Mari Carmen entrase ya le había hecho un escáner completo. Sobre todo, de sus pechos, a los que calificó de "no buenos" y casi lamentando que "tiene lo que tiene, lo que Dios le ha dado". Es más, con la vista fija en su pecho, no dudó en preguntarle por la cicatriz en su esternón, visible por la blusa que llevaba. Mari Carmen, algo pillada por sorpresa, le confirmó que era de una operación de corazón.

Todo parecía indicar que la cita iba por el camino correcto, sin embargo no lo fue así. Con Antonio marcado por el físico de Mari Carmen y la distancia entre Ciudad Real y Burriana. Es más, no dejó de recalcárselo durante la cena: "El problema que tenemos tú y yo, es que estamos lejísimos. Para hacerme estos kilómetros ahora... Con 30 o 40 años, me los hacía, pero ahora ya...". Antonio confesaba después que, siendo joven, había ido donde fuese por un ligue: "Me he ido a Barcelona, a Bilbao, a Santander… a hincarla". Podían haber tenido una buena relación, ya que tenían muchas cosas en común, pero el de Ciudad Real seguía empeñado en que apostar por ella no merecía la pena, dada la distancia. Ni siquiera cuando Mari Carmen le reveló que le encantaba bailar, algo que a él le encantaba en sus tiempos mozos, cuando "arrimaba cebolleta", algo que hizo reír a Mari Carmen.

Al llegar a la decisión final, se hizo evidente que ambos habían estado viviendo dos citas completamente distintas. Mientras que Mari Carmen estaba encantada y deseando volver a encontrarse con él, el de Ciudad Real lo tuvo muy claro: no estaba dispuesto a hacerse los 400 kilómetros que separaran Burriana de Ciudad Real para verla, porque la gasolina está muy cara y era demasiado. Pese a la insistencia de Mari Carmen, que en un principio no se rindió, e incluso le propuso ir conociéndose poco a poco, incluso sugiriendo ir unos días a Ciudad Real, Antonio la volvió a rechazar, asegurándole que sabía que no iban a llegar a nada y no quería perder el tiempo.