HBO ha vivido esta primavera uno de sus momentos más dulces con el estreno de Mare of Easttown, que ya se ha encumbrado como una de las mejores series del año. A ello ha ayudado la gran interpretación de Kate Winslet, quien ya figura por méritos propios en las quinielas de premios. Pero ésta no ha sido la primera vez que la actriz y la plataforma televisiva de pago han sumado fuerzas. Hace diez años, ambos arrasaban con una adaptación en una miniserie de cinco episodios de un libro de uno de los grandes novelistas del género negro norteamericano, James M. Can. De la pluma del escritor surgieron obras que inspiraron clásicos incunables del cine como El cartero siempre llama dos veces Perdición. La miniserie de la que hablamos hoy también tuvo su adaptación cinematográfica: Mildred Pierce. Sin embargo, en el enfoque que el director Todd Haynes (CarolVeltvet Goldmine) ha querido dar a esta miniserie no es tanto una obra del género negro, como un melodrama. De ésos de preparar la caja de pañuelos y prepararse para pasar una tarde de lágrimas ante el televisor. Haynes nunca ha disimulado su admiración por uno de los grandes directores del melodrama clásico como fue Douglas Sirk. Es una adaptación que rezuma clasicismo por los cuatro costados. Una de estas series que son de paladear poco a poco para saborearlas, en lugar de pegarse grandes atracones Cada uno de sus episodios de una hora de duración podrían ser una película en sí mismos.

En un papel muy alejado del de la agente de policía de un pueblecito de Pennsylvania, Kate Winslet interpreta aquí a una ama de casa de Los Ángeles que en plenos años de la Gran Depresión por el crack de 1929 se enfrenta al problema de tener que sacar adelante a sus hijas tras haber tomado la decisión de separarse de su marido. En esa época, encontrar trabajo ya era poco menos que una quimera. Y más para las mujeres, para quienes la sociedad tenía asignadas unas tareas muy concretas: Recepcionista, ama de llaves o, lo que se consideraba lo peor de lo peor, camarera, de lo que termina nuestra protagonista. Los primeros episodios se centran en los avatares económicos de Mildred y los sacrificios que debe hacer para que a sus dos hijas no les falte de nada. Cuando ella consigue remontar su situación y montar su propio negocio, es cuando llega la historia que verdaderamente nos querían contar: la tormentosa relación de Mildred con su hija mayor, Veda. Mildred es una luchadora, capaz de hacer frente a cualquier situación. Excepto si es algo relacionado con su hija.

La niña, ya desde pequeña, apunta maneras. Está muy lejos de ser una inocente criatura y desde entonces deja entrever su vena más cruel. Se siente destinada a ser una gran artista y tiene aires de diva. Hasta tal punto que se avergüenza de su madre y la ve como una vulgar sirvienta. Siempre sabe soltar el peor de los comentarios para herir donde más duele. A partir del cuarto episodio, la niña ya se ha hecho mayor y pasa a estar interpretada por Evan Rachel Wood, la actriz protagonista de otros de los títulos bandera de HBO Westworld. El hecho de que desde pequeña siempre haya estado consentida y nunca le pusieran los pies en suelo, nos abocan a la tragedia. En el fondo, Veda es una de esas mujeres fatales y calculadoras que abundan en las novelas de James M. Can dispuestas a manipular a quien haga falta para conseguir sus objetivos. Su personaje está más cercano a la Dolores Abernathy que vimos en la tercera temporada de Westworld. El duelo interpretativo entre las dos actrices como madre e hija está servido, aunque en la realidad ambas se lleven doce años de edad de diferencia.

He evitado hasta aquí hacer otras referencias a la película clásica, que en España se tituló Alma en Suplicio (1945). Bajo la dirección de Michael Curtiz, el director de CasablancaJoan Crawford, alcanzaba con esta interpretación la cumbre de su carrera cinematográfica y se hizo con el Óscar a la mejor actriz de ese año. A aquellos que no conozcan la película, casi les aconsejaría no leer nada de la trama antes. Aunque el desenlace no es exactamente el mismo, lo que en la adaptación televisiva es el bombazo final, en la versión para la gran pantalla es el arranque de la trama. Una historia de fatalidad que vamos descubriendo a través de flashbacks, mientras que en la nueva adaptación la historia se nos cuenta de manera lineal.

Así que Kate Winslet lo tenía complicado al tener que luchar contra el recuerdo de uno de los mejores trabajos de una de las grandes divas de Hollywood. Su trabajo en esta revisión de un clásico fue también de premio y, de hecho, Mildred Pierce fue una de las miniseries que mayor número de nominaciones a los Emmys acaparó. Por encima incluso de Mad Men. También Evan Rachel Wood estuvo nominada a la mejor secundaria. pero no logró hacerse con la estatuilla. Con Mildred Pierce, HBO consagró su reputación como referente a la hora de crear miniseries de prestigio. Con los años llegarían, Olive Kitteridge (2014), la mismísima Big Little Lies (2017), o también, por poner un ejemplo de ficción nacional, la adaptación de Patria. Una inequívoca apuesta por la televisión de calidad.