Y Hulka aplastó la cuarta pared. Ese muro imaginario que marca la barrera entre espectadores y personajes de una obra de ficción saltó por los aires en el último episodio de la serie dedicada a la superheroína verde de Marvel. Ése parece ser su verdadero superpoder y no la fuerza sobrehumana que le dio su exposición accidental a la radiación gamma. Esté o no enfadada, Hulka puede romper la cuarta pared. Desde el primer capítulo, el personaje de Jennifer Walters ya había hecho sus pinitos en eso de pasarse por el arco de triunfo la separación. Ignoramos si entra en los planes de Disney hacer más temporadas, pero es indudable que lo ocurrido en el cierre de la primera ha dividido a los seguidores entre quienes la consideran una genialidad o, por el contrario, una tomadura de pelo. La serie ha sabido reírse de todos. Troleando a fans y a haters y burlándose de los topicazos de otros títulos Marvel. Resulta más que llamativo cómo Jessica Gao, la guionista y showrunner de esta adaptación, ha sabido anticipar todo lo que iban a decir sobre ella los tóxicos de siempre a meses vista.

Tatiana Maslany encuentra por fin un papel para que pueda brillar con luz propia desde el final de Orphan Black, donde interpretó a quince personajes diferentes. Pudimos volver a disfrutar de ella en ese reboot de Perry Mason en HBO, pero se nos hizo corto. Marvel la ha rescatado para interpretar a la abogada Jennifer Walters, alter ego de Hulka o She-Hulk o sencillamente la prima de Bruce Banner. Aunque la mitad del tiempo hayamos visto a la actriz en su versión gigante verde retocada por CGI. Era inevitable que salieran las críticas comparándola con la Fiona de Shrek. También al Hulk generado por efectos de ordenador lo compararon en su día con el ogro de la saga de películas de animación de DreamworksAbogada Hulka es el polémico nombre con el que se ha bautizado en España esta serie.

El precedente cinematográfico de Hulka había sido a su vez uno de los mayores fracasos del Universo Cinematográfico Marvel. Todos miramos para otro lado cuando nos cambiaron al actor por Mark Ruffalo sin ninguna explicación en las siguientes apariciones del personaje en las distintas entregas de Los Vengadores. Ni Edward Norton siguió, ni Liv Tyler. Su primer film tampoco tuvo más secuelas. En la serie de Disney, Bruce Banner/Mark Ruffalo hace el mismo papel de maestro de ceremonias que antaño hacía Tony Stark/Robert Downey Jr., el alter ego de Iron Man. El único nexo que queda con aquel fallido filme es el villano de aquella historia, interpretado por Tim Roth. Aquí se juguetea con la idea de pasarlo al lado de los buenos y lograr la redención. Quedaba la promesa de retomar en la serie el cabo suelto que la película de Hulk dejaba en el aire, la futura amenaza de El Líder, pero parece que se lo van a reservar para la nueva entrega del Capitán América. Toda esta primera temporada ha sido un festín de personajes invitados en cada uno de sus capítulos.

Nos ha faltado un cameo de Lou Ferrigno por aquí, pero en el último episodio se han marcado todo un homenaje a los títulos de crédito de la serie en la que el culturista más famoso del planeta (antes de que llegara Arnold Schwarzenegger) interpretara al monstruo gamma en los años 70. A mi personalmente, se me puso la piel de gallina. ¡Qué recuerdos! Aunque aquella otra serie ha envejecido fatal, cabe recordar que convirtió a Hulk en uno de los personajes más populares de la Marvel de los 70. Esta fiebre verde animó en aquellos días a los jerifaltes del gigante editorial a lanzar para los cómics la versión femenina de este inusual superhéroe. Y así nació Hulka. Hay que decir que durante años pasó sin pena ni gloria por el Universo Marvel. Hasta que llegó John Byrne y lo puso todo patas arriba.

Dada la irrelevancia del personaje, el dibujante y guionista tenía libertad absoluta para hacer con Hulka lo que quisiera. Y vaya si lo hizo. Hasta llegó a meter varias páginas en blanco en medio del tebeo para hacer un chiste sobre un recurso narrativo por el que ya le pusieron a caldo antes en otro cómic (en la colección de Alpha Fight y con el pretexto de una tormenta de nieve). La protagonista no solo interpelaba directamente a sus lectores, también abandonaba las viñetas para presentarse en el bullpen de la editorial e incluso sostener diálogos con el propio Byrne, con quien mantenía una relación de amor-odio. Es algo muy parecido (oh, oh alerta spoilers) a lo que Jennifer Walters hace en el último episodio al escapar de la pantalla y cantarle las cuarenta a una entidad llamada Kevin sobre cómo debería acabar su serie. La referencia a Kevin Feige, el mandamás de la gigantesca maquinaria audiovisual del imperio Marvel, es bastante clara. Aunque aquí es como un ser artificial  cuyas siglas significan Knowledge Enhanced Visual Interconnectivity Nexus y que vendría a ser como el todopoderoso algoritmo que tiene el poder de construir historias y argumentos a partir de los datos de preferencias de los espectadores.

Durante muchos hablar de Hulka ha sido hablar de John Byrne. Difícilmente el dibujante y guionista hubiera podido hacer lo que hizo de haberse tratado de la serie de alguno de los pesos pesados de la editorial. Además era una época en la que la tendencia eran los argumentos oscuros y los personajes violentos, por lo que fue un soplo de aire fresco que algunos autores trataran de introducir la sit-com en el género superheroico. Hulka no fue la única que lo hizo, pero sí fue de las primeras. Durante años, el listón dejado por Byrne parecía algo imposible de superar. Hasta que en la primera década del siglo XXI llegó otro guionista que no pretendió tanto batir un récord, como ofrecer historias de calidad y sin olvidarse de mantener el tono de comedia. Se trata de Dan Slott, hoy erigido como uno de los autores estrella de la editorial, que se centró en la faceta profesional del personaje, su trabajo como abogada, como si estuviéramos en Ally McBeal (la serie de abogados de referencia de la época). Del mismo modo, que años más tarde, en otra de las grandes etapas del personaje de Hulka, la de Charles Soule, la referencia era The Good Wife.

Para que la serie de televisión fuera un éxito, era indispensable que Jessica Gao tuviera libertad creativa total. El que pueda reírse de su jefe en el último episodio sugiere que ha podido tenerla. La adaptación de Hulka de Disney Plus mete en la batidora el humor de Byrne, los elegantes trajes de Alicia Florrick y el ambiente de Ally McBeal para sentar las bases de una buena idea que podría ser mejor si se le diera más tiempo. En nueve episodios, han cimentado las bases de un universo propio, donde en cada episodio han contado con uno de esos cameos que nos recuerdan que el personaje forma parte de un todo mucho mayor. La idea de un procedimental de abogados centrado en conflictos judiciales por el uso de superpoderes y parodiando el género es un plato más que sugerente para cualquier fan de este tipo de historias.

La serie nos ha traído de regreso a otro abogado. Todos aquellos que se dieron codazos cuando en los cines vieron a Charlie Cox haciendo de Matt Murdock en Spiderman: No Way Home pusieron el cronómetro para ver cuánto tardarían en ver a Daredevil incorporado al Universo Cinemático Marvel. La cancelación de su serie fue uno de los momentos más traumáticos del divorcio entre Disney y Netflix y ahora parece que veremos resucitar al personaje por todo lo alto. En Hulka lo hemos tenido de vuelta, con romance con la protagonista incluido, y ahora parece que le veremos en su propia serie: Daredevil: Born Again, homenajeando en el título a una de las sagas más icónicas del protector de la Cocina del Infierno durante los 80. Es uno de los proyectos más esperados del gigante mediático. Con permiso de los haters, claro. Llama la atención la mezcla, porque el tono oscuro de esa etapa de Daredevil fue lo que la versión de Hulka de Byrne pretendía dejar atrás en aquellos mismos años. Por cierto que ambos personajes han tenido maneras muy diferentes de ejercer la Abogacía. Mientras que Jennifer es más de elegantes despachos al estilo Good Wife, a Matt Murdock le han tocado ambientes más callejeros, con minutas más humildes y clientes salidos del turno de oficio. Aunque y cambiando de tercio, como bien dice Jen en el capítulo final, ¿y los X-Men  cuándo?