Ha comenzado en Telecinco una nueva edición de la ‘ratomaquia’ caribeña ‘Supervivientes, la isla de los mosquitos’. Esta cadena sigue aferrada a los ‘reality show’ como quien se agarra a un salvavidas. Raquel Mosquera es la gran vedete madura de este concurso. Ya estuvo en otra edición –quedó segunda– y vuelven a contratarla porque ofrece imágenes pintorescas y garbanceras de sí misma.

Raquel ha comenzado enfadada porque no le han permitido llegar a Cayos Cochinos saltando del helicóptero. Hombre, es una de las pocas decisiones sensatas de este ‘show’. La verdad es que después de tantos años de lo mismo, las estampas de los concursantes en taparrabos brincando por allí han acabado por concitar en la audiencia, al menos en mi caso, una especie de ternura friqui. Pero a Telecinco lo que le interesa es la pelea, no el ternurismo.

Las nuevas directrices de la cadena, vetando a Rociíto Carrasco y prohibiendo contratarla, han debido ser un golpe duro para los constructores de ‘Supervivientes’, porque probablemente ya tenían preparada una batalla entre Raquel Mosquera y Rociíto, a distancia en principio, una en el plató de Madrid, y la otra en dúplex desde el Caribe. Se basaría esta estrategia en la enemistad manifiesta que existe entre ellas dos. Precisamente hace dos domingos, Rociíto estuvo en TVE –cadena en la que parece haber encontrado refugio– y explicó en el programa de Marc Giró ‘LateXou’ que está preparando una teleserie sobre su difunta madre, y otra sobre su difunto padre Pedro Carrasco. Y, al parecer, Raquel Mosquera, última esposa de Carrasco, está mosqueadísima. En fin, dado el veto de T-5 a Rociíto, la posibilidad de montar una pelea entre las dos para incentivar el ‘reality’, se diluye.

LA CORBATA DE BASTÉ. – Hablando del programa de Marc Giró en TVE, este domingo le hizo una entrevista a Jordi Basté, y el líder de las ‘matinées’ radiofónicas de Catalunya contó una anécdota que a mí me ha inquietado mucho. Explicó que cuando viajó a Alemania para entrevistar a Carles Puigdemont, iba sin corbata porque no se sabe hacer el nudo. Y que fue el propio Puigdemont quien pasó una corbata por el cuello de Basté, y allí mismo le hizo el nudo. A mí este lance me ha sobrecogido. Cuidado cuando un político pasa una cinta por el cuello de un periodista. La tentación de apretar es irresistible.