El asturiano Javier Hernanz (Arriondas, 1983), gran figura del piragüismo español y capitán del equipo de K4 que competirá en los Juegos de Río, es conocido fuera de los ámbitos deportivos por ser el novio de la catalana Mireia Belmonte, la primera campeona olímpica de natación de la historia de España.

Hernanz, nacido en Arriondas hace 33 años, que llegó a Río el miércoles y, después de superar un auténtico calvario con los transportes, llegó justo a tiempo de ver a su novia proclamarse campeona olímpica de 200 mariposa, comentó en una entrevista con la Agencia EFE que tuvo lugar en la Lagoa de la ciudad carioca, donde se entrenó por primera vez junto a sus compañeros -los gallegos Rodrigo Germade y Óscar Carrera; y el vasco Iñigo Peña-, diversos aspectos relacionados con los Juegos y con su estelar compañera.

-¿Cómo han sido estas primeras horas en Río? Menudo carrusel emocional que vivió usted ¿no?

- Bien, lo que pasa es que acabamos de tener el primer día de entrenamiento con muchísimas olas, al haber aplazado sus pruebas los de remo, como consecuencia del vendaval que hubo aquí hace días.

Estuvimos entrenando y está la pista horrorosa, con mucho viento y muchas olas; y fue prácticamente imposible entrenar. Pero bueno, sacamos un sesión rápida. Y tenemos que volvernos a la Villa (Olímpica), porque aquí no tenemos ni comida, el transporte es bastante malo; y no tenemos dónde dormir. Así que nos vamos de vuelta para la Villa.

-Llegó justo a tiempo para ver ganar a Mireia, pero le costó muchísimo llegar a la piscina, ¿no?

- Sí. Tardé muchísimo. Nos tuvieron tres horas en el aeropuerto, porque no había autobuses. Luego, otra hora más hasta llegar a la Villa... El viaje en avión fue muy bueno, pero luego tuvimos casi cuatro horas de demora para llegar a la Villa y llegué muy justo. Llegué veinte minutos antes y me pude meter en la grada con parte de la gente del equipo español. Y al final, la pude ver ganar. Así que estupendo.

-¿Cómo se encuentra Mireia, ahora mismo?

-Está muy contenta, pero muy concentrada. Ni lo celebra, ni hay euforia, ni nada. Tiene que nadar hoy el 800, la eliminatoria y espero que la final. Y nada, más: sigue muy concentrada, sigue a lo suyo. Ayer no nos vimos nada más que durante cinco minutos, cuando ganó la prueba. Y ya.

-Usted es de los que mejor la conoce. ¿Cómo definiría a Mireia como deportista?

- Mireia es una estrella. Hay pocas personas en el mundo que puedan aguantar la presión como el que aguanta Mireia. Con opciones de ganar la prueba, la gana; después de estar dos o tres días recibiendo palos por culpa de las otras pruebas en las que no se encontró bien; en las que se encontraba mal en el agua.

Sin embargo, supo reponerse y salir en una final muy complicada, en la que había muchísimo nivel. El año pasado, en el Mundial de Kazán (Rusia) se ganó con 2:06; y ella tuvo que ganar aquí en los Juegos con 2:04. Ha sido increíble. Increíble. Mireia es única.

-Usted ahora pasa de compartir su vida con una gran campeona a hacerlo con toda una gran campeona olímpica: la primera de toda la historia de la natación española.

-Sí, sí. Ya era subcampeona olímpica. Así que si yo ya mandaba poco en casa, a partir de ahora, creo que menos. Como mucho, puedo igualarlo.

-Pues aquí tendrá su oportunidad. ¿Cómo llegan? ¿Qué objetivos tienen?

-Venimos muy bien. Lo estaba hablando ahora mismo con mis compañeros. Ésta va a ser una regata muy mental. Totalmente mental, porque hay muchísimo viento. Hay muchísimas olas y va a ser el que más convencido esté ese día de irse para adelante el que consiga llegar.

Hay que estar muy atentos, sobre todo durante la fase de clasificación, porque es muy estratégica. Va a ser una final directa, luego tres que se juntan en la semifinal; y pasan ocho calles nada más. Va ser una locura. Una locura. Y va a ser todo muy estratégico.