Leyendas

Héroes olímpicos: Javier Sotomayor

Este atleta cubano alcanzó la gloria en unos Juegos Olímpico a los 24 años, en 1992, en Barcelona

Javier Sotomayor.

Javier Sotomayor. / Sport

Josep González

Hoy día pasa desapercibido, caminando anónimamente por las calles de una Guadalajara que se ha convertido desde hace años, más allá de su Cuba natal, en su segunda patria. A sus ahora 53 años, nadie repararía al cruzarse con él que ese hombre es el único del planeta que ha saltado 2,45 metros (el 27 de julio de 1993, en Salamanca), que es ‘El Príncipe de las Alturas’…

Con 10 años ya practicaba, no sin cierto miedo, salto de altura. Con 20, ya era un portento mundial. Pero su gloria en unos Juegos no le llegaría hasta los 24 años, en 1992, en Barcelona. El boicot de Cuba a las citas olímpicas de Los Ángeles (1984) y Seúl (1988) le había impedido colgarse su primer oro. En el Estadio Olímpico de Montjuïc, Javier Sotomayor no dejaría escapar la presea dorada.

Mágico 1992

En Barcelona, con una ‘discreta’ marca de 2,34 metros logrados en su primer intento, el atleta cubano se impondría a Patrik Sjöberg, Tim Forsyth, Artur Partyka y Hollis Conway, que también habían saltado la misma altura. Aquel mágico 1992 y sus valores humanos y deportivos le supondrían ser  reconocido con el Premio Príncipe de Asturias. Cuatro años después, Sotomayor llegaría a los Juegos de Atlanta 1996 mermado físicamente por una lesión en su pierna izquierda, la de impulso. En la ronda final, solo alcanzaría los 2,25 metros y acabaría (undécimo) muy lejos del anhelado podio.

Con casi 33 años, intentaría poner broche de oro a su carrera antes de retirarse y resarcirse en Sydney 2000. A tierras australianas llegaba tras más de un año sin competir después de ser suspendido por dopaje al dar positivo el año anterior por cocaína tras haber tomado, dijo, un té con coca. 

Sotomayor, que había insistido en su inocencia -“fue una canallada”, aseguraba-, se presentó en el ANZ Stadium tenso y temeroso, condicionado por una lluvia y un suelo mojado que limitaba su habitual velocidad de arranque. Aun así, era su última oportunidad olímpica. Y la aprovechó: plata tras superar la varilla por encima de los 2,32 metros; el oro sería para el ruso Sergey Klyugin.

Castigado por las lesiones en sus tendones, Javier Sotomayor anunciaba su retirada el 11 de octubre de 2001. Un mes después de su adiós saldría a la luz un positivo por nandrolona -volvería a proclamar su inocencia- en una reunión celebrada en Tenerife el 14 de julio. Recibió una suspensión de por vida que ya no le afectaría.