JUEGOS PARALÍMPICOS

El Proyecto Fer toma la Villa de Tokyo 2020

Los 16 deportistas valencianos ultiman sus esfuerzos para aclimatarse a la humedad de la capital nipona a pocas horas del estreno

El nanador David Levecq será de los primeros en competir en la madrugada del miércoles 25

El nanador David Levecq será de los primeros en competir en la madrugada del miércoles 25 / FTA

Superdeporte

Los 16 deportistas valencianos que participarán en los Juegos Paralímpicos de Tokio, que arrancan este martes 24 con la ceremonia de apertura, ultiman sus esfuerzos para aclimatarse y adaptarse a la apital nipona y al nuevo horario, a su calor y, especialmente, a su humedad asfixiante. Desde los veteranos, como por ejemplo Kim López, José Antonio Marí, David Levecq, a los debutantes, como Nagore Folgado o Héctor Catalá, entre otros, todos tienen por delante dos semanas inolvidables, la mayor cita deportiva paralímpica del mundo. El único que no está en la Villa es Ricardo Ten, que se prepara desde hace días cerca del Monte Fuji.

Los otros 15 deportistas, todos ellos integrantes del Proyecto FER, iniciativa impulsada por la Fundación Trinidad Alfonso que preside Juan Roig, sí están en la Villa Paralímpica, tremendamente preparada, como no podía ser de otra forma estando en Japón. Se recuperan de un viaje complicado: «Se hizo muy duro el trámite de entrada a Japón, fueron seis horas que se nos hicieron interminables a todos, entre los papeleos, las acreditaciones, las PCR... Ahora ya estamos en la Villa, entrenando, y adaptándonos al jet lag. Lo más impactante es el calor, empezar a correr y que parezca que te han tirado un cubo de aguda por encima», explica el triatleta Héctor Catalá, quien vivió un viaje diferente: «Esto es una sensación nueva para mí porque yo estoy acostumbrado a tener que encargarme de todo en los viajes: billetes, maletas, todo… Viajar así, despreocupado, que esté tan bien organizado por el Comité Paralímpico Español fue genial. Fue todo muy profesional».

David Levecq estaba igual de animado tras el duro viaje: «El viaje fue bastante pesado, estuvimos cerca de seis horas de trámites, papeles, PCR, etc. hasta que llegamos a la Villa, pero una vez aquí y con la ilusión de competir ya te entra el subidón». En cuanto a las instalaciones, «la villa está muy bien, tengo vistas a la bahía y se agradece, porque hay compañeros que tienen habitaciones que dan al interior y no lucen tanto. Ahora ya toca disfrutar del ambiente de unos Juegos. Yo me he traído un patinete para desplazarme y me la he recorrido de arriba abajo, es enorme».

Héctor Catalá, triatleta

Héctor Catalá, triatleta / FTA

Si algo destacan todos de la Villa Paralímpica es que se trata de un espacio «increíblemente grande». «Hemos visto algunas cosas, pero nos queda muchísima Villa por descubrir. Hay multitud de restaurantes, tiendas… Es una maravilla. A mí me fascina el trabajo que han hecho para que la igualdad de trato entre los olímpicos y paralímpicos (detalles en las tiendas, los regalos que nos han hecho) sea real. Es muy de agradecer», comenta el atleta Héctor Cabrera. El mayor ‘pero’, quizás, se encuentra en el propio hotel: «Hay cosas que parecen sin acabar. El suelo, por ejemplo, parece hormigón aplanado, sin más», indica Cabrera.

En el mismo sentido habla Kim López: «Está muy bien, pero se nota que hay cosas que no llegaron a tiempo porque está sin acabar». El lanzador valenciano destaca la inmensidad de las instalaciones: «Es muy, muy grande. El comedor, la zona de ocio… todo es enorme. También me ha gustado la variedad de comida que hay. De todos los países, sushi, por supuesto, hay todos los días. Incluso carne cortada al método musulmán ‘halal’. Hay para todos los gustos».

El nadador José Antonio Marí destacó las ya famosas camas de cartón de los Juegos: «La Villa está bien, quizás la esperaba algo más moderna y más amplios los apartamentos, pero está bien. Por sorpresa la cama de cartón es muy cómoda y se duerme bastante bien. En cuanto a la comida, en los juegos siempre hay de todo para comer, pero como estamos en Japón hay bastantes cosas de shusi, gyozas, takoyakis. Soy bastante fan de la comida japonesa, así que estoy disfrutando también de todas estas cosas». Además, destacó la rápida adaptación: «El primer día, por suerte pudimos ir a tocar agua y entrenar esa misma tarde. La verdad que el cansancio se me pasó nada más ver la piscina de competición. El centro acuático es una pasada, el complejo deportivo está muy bien».

El que se encuentra ya plenamente adaptado es Ricardo Ten, que viajó antes que el resto a Japón de sus compañeros del Proyecto FER. El valenciano, que este año será uno de los abanderados de la delegación española, lleva ya varios días en Japón, a los pies del Monte Fuji y a 82 kilómetros de la capital, donde se celebran las pruebas de ciclismo en ruta y pista ya se encuentra como pez en el agua: «Me he adaptado muy rápido, la verdad, mucho antes que en otras ocasiones. Quitando el primer día que estás muy cansado, y el segundo que aún vas un poco desorientado, estoy sorprendido de lo rápido que esta vez se ha adaptado el cuerpo». El valenciano está deseando debutar en unos juegos como ciclista: «Son cinco años entrenando para esta cita y con todo lo que ha pasado entre medias, la verdad, estoy deseando competir», asegura el abanderado. «Eso es un regalo que me han dado, un premio que no se me va a olvidar en la vida», concluye. Que empiecen los Juegos Paralímpicos.